domingo, abril 24, 2011

Esta entrevista a un sacerdote católico, ex budista de Sry Lanka


 
Esta entrevista a un sacerdote católico, ex budista de Sry Lanka

ME parece super buena leerla para asomarnos un poco a la vida de la Iglesia allí. Es corta.

 Sì alguno le interesa el audio de esto... se lo consigo.

 

Bienaventurada Pascua de Resurreción

 

 

Encontrar a Cristo en Sri Lanka

ROMA, domingo, 24 abril 2011 (ZENIT.org).- La Cruz Roja se asocia con el cuidado de los enfermos gracias a una santo italiano del siglo XVII llamado Camilo. El fundador de los Ministros de los Enfermos es patrono de los enfermos y de las enfermeras.

Ahora su primer hijo espiritual en Sri Lanka espera seguir con su legado con la fundación algún día de un centro asistencial para pacientes de Sida en su país natal.

El padre camilo Maximiliano Ranatunga nació en Ragama, cerca de Colombo. Young Nihal (Maximiliano es su nombre de bautismo) era budista cingalés. Pero las dificultades económicas tras la muerte de su padre provocaron una cadena de acontecimientos que le llevaron a la conversión y, finalmente, a su vocación religiosa.

El padre Ranatunga ha hablado con el programa de televisión "Dios llora en la Tierra" de la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.

--Por desgracia, Sri Lanka es noticia por su guerra civil.

--Padre Ranatunga: Sí, hemos sufrido durante 30 años debido a la guerra civil que ha causado muchas muertes. Esto ha creado problemas económicos, sobre todo en el turismo.

--¿Qué causa este conflicto?

--Padre Ranatunga: El problema está entre los tamiles y la mayoría cingalesa. Los cingaleses pretenden poseer Sri Lanka, y los tamiles, cuyos antepasados llegaron a Sri Lanka, se han establecido en el norte y quieren dividir Sri Lanka.

--¿Qué afiliación religiosa tienen los tamiles?

--Padre Ranatunga: Son o hindúes o católicos, pero no budistas.

--¿Sri Lanka es un país predominantemente budista?

--Padre Ranatunga: Sí, el 80% son budistas y el resto son católicos, hindúes, musulmanes y de otras religiones.

--¿Se trata por tanto de una cuestión religiosa?

--Padre Ranatunga: Se trata de una cuestión étnica y no religiosa. Estos dos grupos étnicos, tamiles y cingaleses, no son capaces de coexistir.

--¿Cuáles son las dificultades que hay entre ellos?

--Padre Ranatunga: Hay diferencias culturales y de lenguaje. Los cingaleses son budistas, hablan sinhala y tienen el monopolio del poder político. Está plasmado en la ley que el presidente deber cingalés y debe ser budista. Los tamiles se sienten discriminados y este es el problema.

--Usted se crió de niño como budista. ¿Cómo fue su educación budista?

--Padre Ranatunga: Es una filosofía. El budismo no tiene un dios como el cristianismo. No hay sacramentos con normas y regulaciones; el budismo no es así. Tuve el deseo de ser un monje budista.

--¿Es común que chicos jóvenes quieran llegar a ser monjes budistas?

--Padre Ranatunga: Normalmente suele ocurrir que muchos chicos jóvenes entren como novicios. Afortunadamente para mí, seguí el otro camino. Aunque quería ser un monje, no entré. Es un misterio. Dios siempre obra milagros en nuestras vidas y, como San Pablo, no quería tener nada que ver con los cristianos. Vengo de una familia budista muy pobre. Mi padre murió cuando yo tenía 12 años. Tuvimos que afrontar problemas económicos. Mi madre no podía sacar adelante a seis hijos pequeños. Decía: "Te vas con esa familia para estar con ella y te darán un trabajo". Me fui a vivir con una familia católica.

--¿Así que de joven tuvo que trabajar para esa familia católica?

--Padre Ranatunga: Sí, tuve que trabajar duro y hacer el trabajo doméstico. Se me daba de todo. Allí, en el pueblo, estaba la Iglesia de San Maximiliano. Solía ir allí y me hice amigo de las familias, de los sacerdotes y hermanas, y de los niños de mi edad. Esto fue lo que me atrajo a la Iglesia católica.

--¿Cómo reconciliaba esto? Usted ha mencionado antes que quería convertirse en un monje budista.

--Padre Ranatunga: Había cerca muchas familias budistas, pero, de alguna manera, mi deseo de ser un monje budista disminuyó. Antes de mi bautismo, solía seguir a la gente que iba a Misa. Era en aquellos momentos cuando Dios obraba en mi vida, como en la conversión de santos como San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier e incluso San Camilo. El iba actuando en mi vida.

--¿Sólo por entrar en aquella Iglesia decidió hacerse cristiano?

--Padre Ranatunga: No, iba a misa, rezaba novenas, asistía a las celebraciones de Navidad con villancicos, pero no pensaba en hacerme católico. Entonces, al volver a la familia católica me sugirieron que me bautizara. No sabía nada del cristianismo, así que tuve que aprender algo sobre la Iglesia católica antes de aprender catecismo.

--¿Quién le preguntó sobre su fe?

--Padre Ranatunga: Al volver a casa, en mi pueblo estaba la Iglesia de San Judas Tadeo. Fui a esta iglesia y los parroquianos se hicieron mis amigos y se me invitó a varias actividades parroquiales. Incluso me enviaron a estudiar al convento de las Hermanas de la Sagrada Familia durante seis o siete meses. No sabía nada del cristianismo pero recibí la posibilidad de comprender claramente la fe, el misterio del cristianismo. Ahora enseño a 10 budistas la fe.

--¿Es difícil para un budista convertirse al cristianismo?

--Padre Ranatunga: Sí, es difícil. Al inicio mi familia no me aceptó - sobre todo mi hermano - pero ahora hay comprensión y respeto mutuo. En los pueblos los católicos y budistas viven ahora juntos. Es difícil, pero hay respeto. No dicen nada. Sin embargo me siento solo y envidio a las familias católicas que son capaces de acoger a un sacerdote. Están presentes en los actos y celebraciones como familia. Yo no tengo esa oportunidad.

--¿Cómo son las relaciones entre budistas y católicos?

--Padre Ranatunga: Tenemos una buena relación, pero hay problemas con algunos evangélicos norteamericanos. La población local está confusa y no son capaces de distinguir a unos de otros porque Jesucristo es común a todos los cristianos. A veces son muy agresivos e intentan convertir a todos. Ofrecen ayuda y, así, atraen a la gente.

--Usted trabaja en un hospital en Roma. ¿Cuáles son sus planes ahora que vuelve a Sri Lanka?

--Padre Ranatunga: Me gusta trabajar con los enfermos. Mi sueño, que puede que no se cumpla, es construir un hospital y un centro para el Sida. Ya tenemos a las hermanas que he invitado. También he hablado con el obispo y la madre superiora. No sé qué ocurrirá. Creo que si se está unido a Dios se pueden hacer muchas cosas. "Yo soy la vida, vosotros los sarmientos". Si estoy unido a él, los "sarmientos" darán fruto. Quiero estar unido a él y perderme en él.



 
 

lunes, abril 11, 2011

Reino Unido: la Iglesia estudia un ministerio para católicos “alejados”


Reino Unido: la Iglesia estudia un ministerio para católicos "alejados"
La invitación a la Misa no es el mejor primer paso, afirman

LONDRES, lunes 4 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Como parte de un programa para dar continuación a la visita del Papa Benedicto XVI al Reino Unido del pasado año, algunos representantes de la Iglesia se reunieron el pasado sábado para considerar la forma de asistir a los católicos que se han alejado de la fe.

Una declaración difundida el pasado martes por la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales informa de la reunión que tres obispos y representantes de 19 diócesis junto con una amplia sección de las organizaciones católicas, realizaron para rezar juntos y compartir experiencias.

La jornada se centró sobre las necesidades de cuantos fueron en su día bautizados en la Iglesia católica romana y que por cualquier razón no participan ya de la vida parroquial o lo hacen muy raramente.

El sacerdote benedictino Christopher Jamison, famoso por sus apariciones en la BBC, pronunció el discurso principal.

El padre Jamison, director de la Oficina Nacional por las Vocaciones y ex abad de Worth, destacó que el punto de partida de esta parte del ministerio no debía ser necesariamente una invitación a misa, sino la oferta de apoyo para ayudar a las personas a encontrar su propio objetivo en la vida.

La jornada de estudio fue organizada por el obispo Kieran Conry, presidente del Departamento de la Evangelización y Catequesis.

"Es muy alentador ver a tantos representantes de las diócesis y de otras organizaciones eclesiales pletóricos de entusiasmo por este sector de la misión de la Iglesia", dijo el prelado.

"En su discurso, el padre Christopher ha desafiado las ideas de las personas en cuanto a cuales deberían ser nuestros objetivos y ha preguntado si nuestras primeras cuestiones deben referirse a lo que nuestra sociedad entiende por felicidad y espiritualidad", añadió.

"Una jornada bien empleada", comentó. "Exhorto decididamente a las personas y a las parroquias a examinar y a usar los recursos disponibles".

Para más información: www.catholicchurch.org.uk/Catholic-Church/Home-Mission,www.catholicchurch.org.uk/non-churchgoing


 

Perspectivas para la pastoral familiar en América Latina

Perspectivas para la pastoral familiar en América Latina


Conferencia del obispo Jean Laffitte, secretario del Consejo Pontificio para la Familia


BOGOTÁ, jueves 31 marzo de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la conferencia que pronunció monseñor Jean Laffitte, secretario del Consejo Pontificio para la Familia, en el encuentro de obispos responsables de las comisiones episcopales de Familia y Vida de América Latina y el Caribe.

La conferencia impartida en Bogotá el 29 de marzo de 2011 tenía por tema "La pastoral familiar al servicio de la familia cristiana, comunidad de discípulos y misioneros de Jesucristo"

* * *


Introducción

1. Ante todo permítanme renovar mi saludo cordial a cada uno de ustedes, queridos hermanos en el ministerio episcopal y a los sacerdotes, religiosos y laicos que nos acompañan en este encuentro. Estoy convencido de la trascendencia que esta reunión habrá de tener y por ello agradezco sinceramente que me haya sido confiada esta intervención.

2. Nuestra cita se inscribe dentro de un camino pastoral que se ha venido recorriendo desde hace algunos años bajo el signo de la comunión. Como se sabe, esta es la cuarta ocasión en que el Pontificio Consejo para la Familia junto con el CELAM se reúne con todos los obispos responsables de la pastoral familiar y de la vida de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, para reflexionar acerca de los desafíos que se presentan a nuestro común empeño por la familia.

Siendo subsecretario del Consejo tuve la oportunidad de participar, en diciembre del 2005, en el último de estos encuentros, que se realizó en aquella ocasión en el Vaticano. Revisando los archivos que conservé de aquella reunión, he comprobado la actualidad de algunos de los subrayados que entonces hicimos y la profunda continuidad con la Asamblea General de Aparecida. Con alegría puedo afirmar que se constata una creciente toma de conciencia de que entre los caminos de la acción pastoral de la Iglesia, quizás el más urgente e importante pasa a través de la familia. Con mayor claridad, se reconoce que la familia cristiana es un sujeto activo y responsable de evangelización, siendo ya su vida misma un anuncio gozoso del Evangelio.

En continuidad con los hitos pastorales de América Latina y el Caribe

3. Las líneas esenciales de la pastoral de la familia en el momento actual de América Latina y el Caribe, por una parte, son perennes, pues dependen del anuncio integral de la buena noticia del designio de Dios sobre el amor humano, el matrimonio, la familia y la dignidad de la vida humana. Pero, por otra, emergen de la confrontación de ese anuncio con las mudables circunstancias históricas, lo cual nos permite identificar algunos acentos y campos prioritarios de acción. Por esta razón nuestro encuentro prevé un espacio de discernimiento de la realidad que haremos dentro de poco. Sin embargo, me parece que puede resultar interesante repasar de manera general cuanto ha sido dicho en los principales hitos del camino pastoral de América Latina. Estos hitos están señalados por las últimas cuatro grandes Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y Caribeño.

4. En las conclusiones de la II Conferencia, celebrada no lejos de aquí, en Medellín, se apuntaba en la introducción del capítulo dedicado a la familia y la demografía que "no es fácil, por varias razones, una reflexión sobre la familia en América Latina. Porque la idea de familia se encarna en realidades sociológicas sumamente diversas. Porque la familia ha sufrido, tal vez más que otras instituciones, los impactos de las mudanzas y transformaciones sociales". En seguida hacía una rápida revisión de cuatro fenómenos que hacían sufrir a la familia en la situación de cambio en América Latina: 1) el paso de la sociedad rural a la sociedad urbana; 2) los desequilibrios económicos que el desarrollo comporta; 3) el rápido crecimiento económico y 4) el proceso de socialización que resta a la familia algunos aspectos de su importancia social y de sus zonas de influencia. Estos fenómenos estarían a la base de una serie de problemas que afectan a la familia latinoamericana: el bajísimo índice de nupcialidad, el alto porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio, el creciente índice de disgregación familiar y los problemas ligados más directamente a la pobreza.

Los obispos insistieron en la necesidad de "tener en cuenta la doctrina de la Iglesia para fijar una acción pastoral que lleve a la familia latinoamericana a conservar o adquirir los valores fundamentales que la capacitan para cumplir su misión". Y subrayaron tres aspectos: La familia como formadora de personas, la familia como educadora en la fe y la familia como promotora del desarrollo.

5. En el discurso inaugural de la tercera Conferencia, celebrada en Puebla de los Ángeles, México, el Papa Juan Pablo II indicaba entre los tres campos prioritarios de la acción pastoral de la Iglesia en América Latina, en el primer puesto a la familia: "Haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar. Atended a campo tan prioritario con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en gran parte de la «Iglesia doméstica». Es la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida, a la dignidad del hombre".

Retomando esta invitación en aquella solemne ocasión, se hizo un análisis más detallado de la situación de la familia en la región (Documento de Puebla 41-43), llegando a la conclusión de que "el deterioro de los valores familiares básicos desintegra la comunión familiar, eliminando la participación corresponsable de todos sus miembros y convirtiéndolos en fácil presa del divorcio y del abandono familiar. En algunos grupos culturales, la mujer se encuentra en inferioridad de condiciones" (DP 57).

Se indica, sin embargo, que "han ido surgiendo y madurando felices iniciativas y experiencias. Si, por una parte, hay familias que se disgregan y destruyen, (...) es también cierto que hay familias, verdaderas «iglesias domésticas», en cuyo seno se vive la Fe, se educa a los hijos en la Fe y se da buen ejemplo de amor, de mutuo entendimiento y de irradiación de ese amor al prójimo en la parroquia y en la diócesis" (DP 94).

En Puebla los obispos trataron a la familia, como centro básico de comunión y participación, indicándola como sujeto de evangelización: "Nos complace abordar el tema de la familia como sujeto y objeto de evangelización. Conscientes de su complejidad, pero obedientes a la voz del Señor, hecha presente por la palabra del Santo Padre en su homilía sobre la familia (Puebla, 28 de enero 1979), deseamos, unidos a su inquietud, ayudarla a ser fiel a su misión evangelizadora en esta hora" (DP 569). Y ratificaron su compromiso con la familia como una opción pastoral prioritaria.

Los obispos propusieron quince líneas de acción que leídas en el momento actual resultan proféticas y un estimulo para nuestro trabajo. En efecto los obispos se auguraban que se desarrollase la teología de la familia, un capítulo en el que sigue siendo necesario insistir, pues mientras en los últimos años se ha ido desarrollando ampliamente la teología del matrimonio, no ha ocurrido igualmente con la reflexión teológica sobre la familia. Afirmaron que "en toda pastoral familiar deberá considerarse a la familia como sujeto y agente insustituible de evangelización y como base de la comunión de la sociedad"(DP 602). Este es un tema que nuestro Dicasterio ha estado impulsando activamente y en el que me detendré en la segunda parte de esta intervención. Otro tema que plantearon fue la necesidad de una educación de la sexualidad de manera integral y oportuna, como parte de la formación progresiva en el amor, que ayude a los jóvenes a descubrir la belleza del amor y el valor humano del sexo (DP 606). Relacionado con esto, sorprende la clarividencia con la cual introducen el tema de lo que luego ha sido llamado como "procreación integral". Los obispos piden que "la educación de los esposos para una paternidad responsable, los capacite no sólo para una honesta regulación de la fecundidad y para incrementar el gozo de la complementariedad, sino también para hacerlos buenos formadores de sus hijos"(DP 609).

6. En la cuarta Conferencia General, celebrada en Santo Domingo, en 1992, los obispos afirman sin ambages una triste realidad frente a la cual nos enfrentamos, que "la familia es víctima de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla" (DSD 210) y expresan que "se ve hoy, con mayor claridad, la relación tan estrecha, subjetiva y objetiva entre anticoncepción y aborto. Se separa de modo drástico el significado unitivo del procreativo en el acto conyugal, el cual traiciona el mismo sentido del amor" (DSD 215). Pero esta constatación no les impide reconocer otras perspectivas de la realidad: "No obstante las graves crisis de la familia, constatamos que muchas familias latinoamericanas y caribeñas se esfuerzan y viven llenas de esperanza y con fidelidad el proyecto de Dios Creador y Redentor, la fidelidad, la apertura a la vida, la educación cristiana de los hijos y el compromiso con la Iglesia y con el mundo" (DSD 214).

Entre los desafíos que señalan aparece por vez primera el problema de que las uniones consensuales libres, los divorcios y los abortos, se hayan convertido en un problema ético-político a causa de la mentalidad laicista y del relativismo que los medios de comunicación han ayudado a difundir (DSD 216-217). Así mismo, se refieren a la creciente mentalidad antinatalista, apoyada por campañas publicitarias que presentan al hijo como un injusto agresor, a la difusión del aborto, la esterilización y la contracepción (DSD 219). Y una triste realidad que se señala es que "los fieles cristianos se sienten perplejos ante las contradicciones y falta de coherencia de los agentes de pastoral familiar cuando no siguen el Magisterio de la Iglesia (Humanae vitae, Familiaris consortio, Reconciliatio et poenitentia)" (DSD 220). Esta dolorosa constatación se repite en otros documentos y aunque parece ser que actualmente va descendiendo el número de quienes predican abiertamente en contra de las enseñanzas de la Iglesia, queda aún mucho camino por recorrer para que, de una parte los agentes de pastoral estén bien formados, y de otra el evangelio del amor humano, del matrimonio, la familia y la vida sea siempre predicado en su integridad.

7. Antes de repasar el último de los documentos pastorales del episcopado latinoamericano y caribeño, me gustaría compartir con ustedes algunas de los empeños pastorales que emergieron en aquella última reunión, la tercera, de los obispos presidentes de las comisiones episcopales de familia y vida de América Latina y el Caribe, convocada por nuestro dicasterio en diciembre de 2005 en el Vaticano. Esta reunión constituye el antecedente inmediato de este encuentro y creo que será interesante verificar de qué manera esos compromisos se han realizado y cómo a la luz de cuánto ha dicho Aparecida, de los demás documentos del Magisterio de la Iglesia y de las circunstancias actuales, hemos de continuar el trabajo.

En aquella ocasión nos comprometimos en las conclusiones finales que fueron publicadas en L'Osservatore Romano el 22 de diciembre de 2005, a:

- "ofrecer un acompañamiento constante a partir de la Doctrina Social de la Iglesia hasta los estudios sobre la familia y la vida que se realizan en los diversos Países";

- "invitar el reforzamiento, en la formación inicial y permanente del clero, del valor, del significado y de la dignidad de la familia, y la urgencia de su centralidad pastoral";

- "no descuidar el reforzamiento de las estructuras de la pastoral familiar a nivel nacional, diocesano y parroquial";

- "invitar a promover en el mundo de la política el respeto de la familia y de la vida, a fin de disponer leyes justas y auténticamente humanas";

- "alentar la promoción y la consolidación de encuentros entre juristas y la creación de redes nacionales e internacionales que defiendan la dignidad humana, el valor de la vida y de la familia;

- "promover, con base a nuestras posibilidades, proyectos que contribuyan a la creación y al reforzamiento de familias evangelizadas y evangelizadoras".

Finalmente se auguraba que la V Conferencia General que se celebraría en Aparecida se convirtiera en la ocasión para insistir en la profundización y puesta en marcha de proyectos pastorales en beneficio de la "iglesia doméstica", fundamento del tejido social.

Algunas ideas fuerza de la Pastoral Familiar en concordancia con la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida.

8. El recorrido que hemos hecho hasta aquí nos permite constatar ¡cuánto trabajo ha sido hecho! y agradecer al Señor el compromiso de tantos pastores clarividentes que han dedicado enormes energías a la atención pastoral de la familia en América Latina y el Caribe. Al mismo tiempo, sin adelantar las conclusiones a las cuáles llegaremos después de la contemplación de la situación de la familia en los círculos menores, se puede decir que la familia constituye hoy una verdadera emergencia debido a las diversas fuerzas que la presionan deformando su identidad y condicionando su salud y el cumplimiento de su misión en la Iglesia y en el mundo.

9. En efecto, ya en la encíclica Familiaris consortio, en el apartado titulado "Luces y sombras de la familia en la actualidad" (FC 4, 10) junto a algunos valores positivos como son una conciencia más viva de la libertad personal, mayor atención a las relaciones interpersonales, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable, a la educación de los hijos, a la relación entre las familias, etc.; destacaba algunos aspectos negativos: "Por otra parte no faltan, sin embargo, signos de preocupante degradación de los valores fundamentales, una equivocada concepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga del aborto, el recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la instauración de una verdadera y propia mentalidad anticonceptiva, etc." (FC 6).

10. Sin embargo, siendo preocupantes las sombras indicadas por la encíclica, no recogen el fuerte deterioro que supone lo que ha sido llamado "segunda revolución sexual". A la pérdida del carácter sagrado de la vida humana y los avances de lo que genéricamente se conoce como "cultura de la muerte", hay que añadir la presión de la llamada "ideología de género", que socava los fundamentos del matrimonio y la familia.

Como se sabe, el primer postulado de la ideología de género es la negación de la diferencia sexual, afirmando que la sexualidad es un producto de la cultura, por lo que la orientación sexual o género es una libre determinación del sujeto con independencia del sexo biológico. De esta manera se deconstruye la persona, el matrimonio y por consiguiente la familia.

Los síntomas que manifiestan esta deconstrucción de la antropología cristiana, son la asunción de "nuevos modelos de familias"; las uniones de personas del mismo sexo, incluso con la posibilidad de adoptar niños; la reproducción asistida de personas solteras, etc.

1. Bajo el signo de la Nueva Evangelización.

11. Esta dramática situación exige a la Iglesia una perseverante e inteligente pastoral familiar que responda a los acuciantes desafíos de la hora presente. A este respecto la Quinta Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, celebrada en Aparecida, constituye un fulcro del cual partir. En el número 11 del documento conclusivo se dice que "La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. No puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad y complejidad de situaciones con una capa de ideologismos gastados o de agresiones irresponsables. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu".

12. El Papa Benedicto XVI, en la Carta Apostólica Ubicumque et semper con la cual instituyó el nuevo Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, subraya que "considera oportuno ofrecer respuestas adecuadas para que la Iglesia entera se presente al mundo contemporáneo con un arrojo misionero capaz de promover una nueva evangelización". Sabemos bien que hablar de nueva evangelización no quiere decir proponer nuevos contenidos. La novedad consiste en la condición y en la modalidad en que ese anuncio ocurre. En América Latina, como se ha señalado con acierto en Aparecida (Cf. DA 98, 99c, 105, etc.), al igual que en otras regiones de la tierra, la Iglesia presenta ante el mundo los rasgos constantes de santidad y el empeño creíble de numerosos cristianos que aún hoy sigilan su testimonio con la entrega de sus propias vidas.

2. El punto de partida: la construcción del sujeto cristiano

13. La pastoral familiar para responder a los desafíos actuales necesita renovarse en la dirección indicada por Aparecida: "Discípulos y misioneros de Jesucristo para que en Él nuestros pueblos tengan vida". Así más que estar orientada a organizar eventos, o una serie de actividades ajenas a la vida normal de las familias, debería dirigirse a ayudar a las familias a que adquieran la conciencia de su propio ser y misión (DA 432), y, en consecuencia asuman su rol fundamental de ser el primer ámbito de personalización y de construcción del sujeto cristiano. De esta toma de conciencia se derivará como primer empeño apostólico de todo fiel cristiano laico precisamente su propia familia (ChL 14 , 15, 24).

14. El desafío es acuciante, se trata de la construcción del sujeto cristiano. Sin sujeto cristiano no es posible que haya matrimonios cristianos. Sin matrimonios cristianos no hay familias cristianas. Y se comienza a ser cristiano, como nos ha recordado el Papa, no por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. (Cf. DCE, 1). En este Encuentro es donde se origina el sujeto cristiano (DA 243-245). Por ello para la pastoral familiar es fundamental la iniciación cristiana. A la familia, en cuanto pequeña iglesia o "iglesia doméstica", le compete junto con la Iglesia la gestación del sujeto cristiano.

Debemos, pues, revisar cómo la familia acompaña los procesos encaminados a la promoción del sujeto cristiano, a partir del anuncio kerigmático (DA 289) y la catequesis de iniciación cristiana de niños, jóvenes y adultos.

Aparecida indica que es necesario asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana, ya que ella da la posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo, y así se forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y se acompaña la búsqueda del sentido de la vida. (Cf. DA 291). Recordemos los rasgos del discípulo a los que apunta la iniciación cristiana (Cf. DA 292): a) que tenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana; b) que tenga espíritu de oración, sea amante de la Palabra, practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía; y c) se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero.

3. Urgencia de atención a la vida espiritual e impulso a la santidad.

15. El sujeto cristiano, es decir el discípulo, tiene como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad. De la misma manera la pastoral familiar debe estar encaminada a que los esposos y las familias cristianas, tengan como centro la persona de Jesús, viviendo íntimamente unidos a Él. Para ello, como indica Aparecida (n. 247-257), el camino es la oración, la escucha de la Palabra, la participación en los sacramentos, la vida comunitaria, la práctica de las virtudes, la conversión frecuente y el testimonio de la caridad.

16. El matrimonio es santo a causa de su origen y la ley santa del Creador que lo ha fundado dándole sus propias reglas y que le ha conferido la forma de una alianza personal entre el hombre y la mujer. Esta alianza ha sido elevada por Cristo a la dignidad sacramental. El amor de los esposos es configurado al amor de Cristo por su Esposa (la Iglesia), en virtud de un don del Espíritu Santo que inspira este amor, lo consolida y lo transforma. Toda su vida en común, su mismo amor, sus actividades, su solicitud paterna y materna, se transforman en expresión de aquello que llamamos el amor conyugal (caritas conyugalis). Los esposos se santifican, pues, en la santidad de su estado que es un estado permanente: La permanencia de la presencia de Cristo a su lado. El Vaticano II habla del sacramento del matrimonio como del sacramento del encuentro: no sólo del encuentro de los esposos entre ellos, esto es obvio, sino del encuentro con Cristo mismo. "Cristo viene al encuentro de los esposos para estar con ellos... y resta con ellos para que ellos del mismo modo que Él ha amado a la Iglesia y se ha entregado por ella, los esposos a su vez puedan amarse el uno al otro fielmente, para siempre, en un don mutuo" (GS 48). Seamos concretos: cuando los esposos se casan, Cristo sella una alianza con ellos. Toma el compromiso de ser fiel con ellos, si lo desean de verdad. Como se trata de Cristo, sabemos que su compromiso se inscribe en la fidelidad de Dios. Es un empeño divino. Los esposos no están solos. Si Cristo está presente, esto quiere decir que se le puede solicitar, pedirle que los ayude, que les inspire gestos de previdencia, de atención y de perdón.

La persona de Cristo es fuente y modelo de la relación entre los esposos. La Iglesia siempre ha ligado el matrimonio cristiano con el misterio de amor que une a Cristo, esposo por excelencia, a la Iglesia, su esposa.

Entonces, la familia en cuanto "iglesia doméstica", como toda la Iglesia, vive de la adoración, de la alabanza, de la meditación de la Palabra que salva y por ello suplica con segura confianza presentando sus necesidades e intercediendo por las necesidades del mundo.

17. Desde esta perspectiva se comprende fácilmente la exigencia de desarrollar una "pedagogía de la santidad" entendida "como medida alta de la vida cristiana ordinaria" pues "sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial." (NMI 31).

18. Plantear la pastoral familiar en clave de santidad supone anunciar integralmente la verdad, mostrando su sentido y su belleza (DA 152, 137, 229), sin tener miedo a mostrar los altos ideales y las exigencias éticas de la vida en Cristo. Tendríamos que evitar la tentación de disminuir las exigencias de la vida cristiana para intentar hacerla "accesible" a la mayoría. Para ello es necesario asegurarse que los agentes de pastoral estén bien formados (DA 276) y, como dice el instrumento preparatorio de esta reunión, supervisar que sus diversas intervenciones (predicación, catequesis, conferencias, orientación moral, acompañamiento espiritual, enseñanza) sean conformes con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia (Cf. DA 100h, 123, 390, 480).

19. Si se tiene en cuenta que la invitación del Señor se dirige a todos los hombres, a los hombres históricos, en los que permanecen las huellas del pecado original, se comprende que la pedagogía de la santidad, supone también una cierta gradualidad. No gradualidad de la ley obviamente, sino el acompañamiento paciente de las personas, de los matrimonios y de las familias. De ahí que sea necesaria una pastoral de la misericordia.

4. La pastoral familiar como servicio a la vocación al amor de los esposos.

20. "El amor y la vida constituyen por lo tanto el núcleo de la misión salvífica de la familia cristiana en la Iglesia y para la Iglesia" (FC 50). En la situación cultural actual, resulta especialmente necesario este "ministerio del amor y de la vida" de las familias cristianas.

El amor de los esposos se manifiesta en todo lo que constituye su vida común y, en particular, en todos los gestos que expresan su afecto. La expresión del amor entre un hombre y una mujer unidos en el sacramento del matrimonio pone en movimiento todos los dinamismos de su persona: corporales, afectivos, morales y espirituales. La unión de los cuerpos en el ejercicio de la facultad sexual traduce de modo particular el don total que cada uno de los dos hace al otro de su persona. En efecto, en la expresión sexual hay una dimensión única que revela el misterio de sus dos seres. Cada uno de los dos esposos es el único y exclusivo destinatario del don. Es este misterio humano que las características del matrimonio expresan: su unidad y su indisolubilidad.

Los actos que expresan este único don forman lo que Juan Pablo II solía llamar el lenguaje del cuerpo. Existe alguna cosa específica en la sexualidad humana, si la comparamos a lo que existe en la pura vida animal. La unión no tiene como único efecto generar eventualmente una nueva vida, sino tiene también en sí misma la capacidad de expresar un amor verdadero. En la pareja y, a fortiori en la pareja cristiana, tal amor toma la forma de un don, porque incluye un empeño definitivo. Estas dos dimensiones, unión amorosa y capacidad de generar definen juntas el acto conyugal. Son dos dimensiones inseparables, no sólo en el sentido fisiológico del término (no todos los actos son fecundos), sino en el sentido profundo de la unión de los esposos: es precisamente mientras ellos están profundamente unidos que su amor recibe la capacidad de ser fecundo, y que su unión puede tener como consecuencia la venida a la existencia de un nuevo ser humano. En la intención del Creador es de verdad un acto de amor el que es fecundo.

Aquí se reúnen dos misterios: el del amor y el de la vida. Existe una santidad de la vida, porque en toda vida humana existe un amor divino el cual crea cada hombre, de modo singular y único, a través de esta mediación humana que es el don del amor. La contemplación de tal misterio de nuestro origen y del origen de cada hombre que así nace, de una relación de amor auténtico, ayuda a comprender por qué la sexualidad no puede sustraerse de la obra de santificación de los esposos.

La vida sexual y afectiva de los esposos es, por tanto, uno de los lugares de su santificación a condición de que conserve, en un contexto de amor verdadero, el significado total de una donación recíproca y de una procreación a la medida del hombre.

21. Estas enseñanzas de la Iglesia sobre el amor humano y sobre la paternidad responsable, responsabilidad que no sólo se circunscribe a la procreación sino que se extiende al cuidado y a la educación de los hijos (Cf. Consejo Pontificio para la Familia, Familia y procreación humana 18), son contenidos fundamentales de la pastoral de la familia y de la vida. En este sentido, tal como indica el documento para preparar nuestro encuentro: "Es necesario asumir que no será posible una verdadera pastoral familiar silenciando o poniendo en sordina la doctrina de Humanae vitae, como desafortunadamente en el pasado reciente ha ocurrido en algunas regiones". Debemos ayudar a que quienes están involucrados en la pastoral familiar tomen plenamente conciencia de que este silencio ha provocado un deterioro del matrimonio, una drástica caída de la tasa de natalidad y ha facilitado la difusión de la cultura pansexualista. Y que, por el contrario, cuando la pastoral familiar se centra en el misterio nupcial y en la vocación al amor, ésta encuentra un hilo conductor para su desarrollo y una propuesta que transmitir con una pedagogía adecuada.

La pastoral familiar tiene como finalidad ponerse al servicio del amor de los esposos, entendido en esta prospectiva del verdadero amor, revelado por Cristo y que la Iglesia a explicitado.

La Iglesia no es pesimista acerca del misterio de la sexualidad. Benedicto XVI habla del eros que necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser (DCE 4).

5. Protagonismo de las familias cristianas y transversalidad de la pastoral familiar en la acción evangelizadora de la Iglesia.

22. En Puebla los obispos, siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II y el magisterio de Pablo VI, indicaron que la familia no sólo debía de ser considerada como objeto, sino también como sujeto de evangelización: "Nos complace abordar el tema de la familia como sujeto y objeto de evangelización." (DP 569). La fundamentación de esta enseñanza, que encontramos explicitada también en la Familiaris consortio, nuestro Dicasterio la está impulsando fuertemente.

"El punto de partida es la profundización en el sacramento del matrimonio que, a su modo, construye a la Iglesia. La familia cristiana, que tiene su origen en el sacramento del matrimonio, se edifica -como la Iglesia- a imagen de la Trinidad. Esta comunidad de personas que, por sus vínculos con la Iglesia, podemos llamar iglesia doméstica es, 'a su manera, una imagen viva y una representación histórica del misterio mismo de la Iglesia' (FC 49). Si en el «ser» la familia cristiana posee una fisonomía eclesial, en el «obrar» la familia cristiana está insertada de tal forma en el misterio de la Iglesia que participa, a su manera, en la misión de salvación que es propio de la Iglesia. Los cónyuges y padres cristianos, en virtud del sacramento, 'poseen su propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida' (LG 11). Por eso, no sólo «reciben» el amor de Cristo, convirtiéndose en comunidad «salvada», sino que están también llamados a «transmitir» a los hermanos el mismo amor de Cristo, haciéndose así comunidad «salvadora». De esta manera, a la vez que es fruto y signo de la fecundidad sobrenatural de la Iglesia, 'la familia cristiana se hace símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia' (FC 49). Esta participación en la misión de la Iglesia -continúa diciendo Juan Pablo II- debe realizarse según una modalidad comunitaria: 'juntos, pues, los cónyuges en cuanto pareja, y los padres e hijos en cuanto familia, han de vivir su servicio a la Iglesia y al mundo' (FC 50).

23. Así pues, la familia puede evangelizar en su propia casa mediante el amor recíproco, a través de la escucha de la Palabra de Dios y de la oración, mediante la catequesis en familia y la edificación mutua. Puede evangelizar en su propio ambiente a través de las relaciones con sus vecinos, con sus parientes, amigos, compañeros de trabajo, del deporte y de diversión, en la escuela, etc. Puede evangelizar en la parroquia mediante la fiel participación en la Misa dominical, la colaboración en el camino catequético de los hijos, la participación en encuentros de familias, movimientos y asociaciones, la cercanía a las familias en dificultad, la animación de itinerarios de preparación al matrimonio y de preparación de los papás al bautismo de sus hijos (son muchos los espacios pastorales que se pueden abrir a los esposos acompañantes). Puede evangelizar en la sociedad civil dándole nuevos ciudadanos, incrementando las virtudes sociales, ayudando a las personas necesitadas, adhiriendo a las asociaciones civiles de inspiración cristiana para promover una cultura y una política favorable a las familias y a sus derechos (FC 44).

24. Por esto, tal como ha indicado Aparecida, la preocupación por la familia debería ser asumida como una de las líneas transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia (DA 435). Además la pastoral familiar no sólo debería ser un sector prioritario sino una dimensión esencial de la evangelización (Cf. Documento de la Congregación para la Educación Católica acerca de la formación de los seminaristas para la pastoral familiar, 1995.

6. El empeño misionero y el servicio de la caridad.

25. El anuncio del Evangelio debe conjugarse con un estilo de vida que permita reconocer a los discípulos del Señor allí donde estén. La caridad como norma de vida no es otra cosa que el descubrimiento de aquello que da sentido a la vida, porque todo lo que el Hijo de Dios hecho hombre ha vivido en primera persona, atraviesa hasta lo más íntimo la vida de los discípulos. La evangelización se articula en el creer en el anuncio, en la celebración de la fe y en el testimonio de la caridad.

26. Como nos pide Aparecida, hoy se hace necesario desarrollar más la dimensión misionera de la vida cristiana (DA 362). En esta dirección las familias cristianas tienen un compromiso específico, en cuanto son "iglesia doméstica". La familia con su estilo de vida basado en la fe y la caridad desarrollan ya una intensa labor de irradiación del Evangelio. Así las familias cristianas han de esforzarse para acercar a los alejados (DA 226d), anunciando explícitamente el Evangelio e, incluso yendo a la misión Ad gentes (FC 54).

"El campo de la misión Ad gentes se ha ampliado notablemente y no se puede definir sólo basándose en consideraciones geográficas y jurídicas. En efecto, los verdaderos destinatarios de la actividad misionera del pueblo de Dios no son sólo los pueblos no cristianos y las tierras lejanas, sino también los ámbitos socioculturales y, sobre todo, los corazones" (Benedicto XVI, Discurso a los miembros del Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias, 05.05.2007, DA 375).

27. La grave situación de desequilibrio económico y de pobreza que existe en la mayor parte del continente americano, constituye un ámbito en el cual las familias cristianas pueden prestar una lúcida contribución desde la constitución de redes de voluntariado y solidaridad para enfrentar en común distintas necesidades como son la educación cristiana de los hijos, el consumo solidario, la acogida de niños con familias en dificultad (DA 437 l), la educación ecológica (DA 474), etc. Particularmente urgente en América Latina y el Caribe resulta el trabajo para la promoción de la mujer. Este trabajo ha de asumir tanto el desafío de su infravaloración, de su marginación y maltrato, como el del influjo de las ideologías, especialmente el de cierto feminismo radical de género (EA 45; DA 451-458).

28. Tal y como se dice en el documento preparatorio: "No se puede negar la existencia de un conglomerado de organizaciones e intereses particulares que operan articuladamente para rediseñar la sociedad, desde las instancias del poder político, de arriba para abajo, en forma de leyes, políticas públicas, convenios internacionales y campañas mediáticas. La ideología de «género» pretende construir una nueva sociedad a partir de relaciones no naturales, construidas artificialmente que intenta generar una cosmovisión nueva, desligada de la verdad, poniendo en cuestión todo el organismo relacional del hombre y la mujer. Sirviéndose de la educación, busca sustituir conceptos como paternidad, maternidad, filiación, esponsalidad, fraternidad, generosidad, fidelidad, indisolubilidad, etc. (DA 46, 47, 503, 504)".

29. Hoy se nos presenta un enorme desafío. Pide que no se ahorren esfuerzos en ningún campo y un medio concreto y urgente para enfrentarlo es la creación de asociaciones de familias (FC 44, DA 469h) que defiendan su propio bien, participando, en cuanto ciudadanos radicados en su identidad cristiana, en la construcción del bien común de la sociedad (DA 505, 506, 518). En este terreno del asociacionismo católico se debe garantizar que tales asociaciones permanezcan fieles a su identidad católica, dejándose inspirar por la Doctrina social de la Iglesia, pues no raramente en el pasado hemos tenido la dolorosa experiencia de grupos y asociaciones que, surgidos y sostenidos en el ámbito de la Iglesia, han terminado lejos de ella promoviendo proyectos alejados de las enseñanzas del Magisterio.

30. Por otra parte, hoy se hace necesario mostrar que la familia favorece el desarrollo y la paz de la sociedad, gracias a la protección, a la promoción, a la acogida, a la integración y a las respuestas que ella ofrece a las necesidades de sus miembros. Es tarea de estas asociaciones mostrar esta realidad a fin de que sus derechos sean garantizados adecuadamente en la sociedad, mediante políticas públicas que la sostengan. Por ejemplo en el terreno de la desocupación, de la falta de viviendas o de la violencia juvenil, del cuidado de los ancianos, que reclaman una atención subsidiaria de la administración pública para que las familias puedan cumplir con su cometido social.

31. Igualmente han de trabajar para que la identidad de la familia sea respetada frente a decisiones políticas y legislativas de gran relevancia ética que pueden comportar una grave injusticia para su bienestar y para su misión. Piénsese por ejemplo, en el reconocimiento jurídico, económico y social, paritario al matrimonio de formas privadas de convivencia afectiva, como las uniones de personas del mismo sexo.

32. Todo esto nos lleva a concluir que hoy más que nunca la pastoral familiar ha de incluir el desarrollo de estrategias a nivel nacional, regional e internacional que afronten el desafío cultural, político y social, teniendo a las mismas familias como sus principales protagonistas (DA 480, 505, 518). Por el carácter global y regional que tiene este desafío, se trata de un terreno donde es deseable que se actúe una provechosa colaboración entre las Conferencias Episcopales y con la Santa Sede, según el espíritu de Ecclesia in America: "Los Obispos, que tienen el deber de impulsar la comunión entre las Iglesias particulares, alentarán a los fieles a vivir más intensamente la dimensión comunitaria, asumiendo la responsabilidad de desarrollar los lazos de comunión con las Iglesias locales en otras partes de América por la educación, la mutua comunicación, la unión fraterna entre parroquias y diócesis, planes de cooperación, y defensas unidas en temas de mayor importancia" (EA 37).

Conclusión

Confío en que nuestro encuentro habrá de arrojar mayor luz, quizás no sobre todos los aspectos aquí presentados, pero sí sobre algunos de ellos que con la ayuda del Espíritu Santo habremos de discernir como más urgentes. Se trata por tanto de un trabajo siempre inacabado en el que ponemos lo mejor de nuestro ingenio, sabiendo que siempre son los dos peces que el Señor en su infinito amor habrá de multiplicar. Muchas gracias por su atención.

Hay cristianos entre los héroes que luchan contra la radiación en Fukushima

 

Hay cristianos entre los héroes que luchan contra la radiación en Fukushima

Publicado 2011/04/06
Autor: Gaudium Press
Sección: Mundo

Sendai (Miércoles, 06-05-2011, Gaudium Press) "En la tragedia que estamos viviendo y que crea gran preocupación a todos, sabemos que algunos cristianos están trabajando como voluntarios cerca de la central", declaró a la agencia Fides Mons. Martin Tetsuo Hiraga, obispo de Sendai, en cuya jurisdicción se encuentra la central nuclear objeto de la atención del mundo en los últimos días. Mons. Tetsuo Hiraga hace referencia a 10 cristianos que integran el grupo de 180 voluntarios anónimos que en turnos de 50, entran en la planta de energía nuclear para llevar a cabo las operaciones de emergencia.

Tras resaltar el testimonio de los valores del evangelio que dan estos voluntarios cristianos, el obispo de Sendai señaló que "lo están haciendo en la solidaridad, en la dedicación al prójimo, en el espíritu de abnegación. En Fukushima los trabajadores están arriesgando sus vidas para salvar a la población japonesa y para evitar una catástrofe nuclear".
El riesgo al que están expuestos los trabajadores voluntarios de la central de Fukushima, ya ha hecho mella en la salud de algunos. En los últimos días, tres hombres que trabajan cerca del reactor n. 3 de la central han sido hospitalizados a causa de la contaminación radioactiva.

Según señalaron fuentes locales a la agencia Fides, el líder del equipo que dirige los trabajos en la central es cristiano, mientras otros cinco cristianos miembros de una comunidad Bautista están trabajando en el proceso de enfriamiento del reactor n 1 y 2.
Los "héroes de Fukushima" cristianos -como ya empiezan a ser conocidos- han convocado el acompañamiento espiritual de sus hermanos de fe en el mundo entero y han pedido oraciones "para confiar sus vidas a las manos de Dios", teniendo "plena conciencia de estar dando su vida por los demás, en la fe y la oración".

El difícil destino de los voluntarios ha manifestado su esencial dramatismo en algunas de las comunicaciones que ellos han dirigido a sus familiares: "Por favor, trata de estar bien, al menos tú -le dice uno a su esposa-; yo no puedo volver a casa por ahora". En su cuenta de Twitter, la hija de uno de los voluntarios escribió: "El que está dentro de Fukushima es un combatiente, se está sacrificando a sí mismo para protegerte a ti". Sin embargo, no pudo evitar el surgir después su sentimiento filial: "Por favor papá, regresa vivo a casa".

Crece la solidaridad de la Iglesia hacia el Japón

La Santa Sede ha anunciado que va a destinar a las víctimas del terremoto y el tsunami en Japón la colecta efectuada durante la Misa In Coena Domini, que el Santo Padre celebrará el próximo Jueves Santo, 21 de abril. Según fue expresado desde el Consejo Pontificio "Cor Unum" también a la agencia Fides, el noble gesto del Papa "quiere tener un valor paradigmático y animar a otras iglesias de todo el mundo a seguir su ejemplo, dada la emergencia en Japón".

"Damos las gracias al Santo Padre de corazón por esta señal ulterior de atención para con la población japonesa afectada por el terremoto y el tsunami. Aceptaremos este regalo con gran alegría. La Iglesia y Cáritas Japón están trabajando mucho por las víctimas. Ahora acaban de llegar a la Diócesis de Sendai, la más afectada, los primeros 150 mil dólares de las ayudas enviadas por el Consejo Pontificio «Cor Unum». Se utilizarán para ayudar a las personas en necesidad, para reparar las iglesias y reconstruir los hogares", declaró a su vez Mons. Hiraga.
 

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domingo, abril 10, 2011

La caminata


En aquellos días, el Señor dijo a Abraham: "Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré". Génesis 12:1
Nathan Stone, S.J.

Antofagasta, Chile / Religión – Existe una conexión irrevocable entre tierra prometida y despojo total. Desde el comienzo, cuando Dios llama a Abraham, todavía no Abraham, la invitación a fundar un pueblo nuevo en un lugar lejano viene con tarea, tiene que dejar lo que tiene. Abraham no duda, siquiera medita mucho, llega y parte. Sería porque no tenía mucho que perder, no sabemos. Por otro lado, demuestra confianza total en el Señor que venía conociendo recién.
El futuro padre de multitudes tenía que sobreponerse a la comodidad de la rutina, a la inercia de seguir en lo mismo porque ya está. Innovar siempre cuesta, pues, significa empezar todo de nuevo. Alguna ventaja habrá tenido, pues, el semi-nomadismo de la pequeña ganadería le hacía vivir desinstalado, constantemente buscando aguas frescas y pastos nuevos para sus rebaños. Ya era caminante. A los televidentes, les cuesta más, quizás, porque no tienen costumbre de movimiento constante. Andar hace bien, de partida.
 
Aun en pobreza, cuesta dejar el país, la gente, la familia, y cuantas cosas más. El catolicismo autoritario recalcitrante e intransigente de cuaresmas austeras que duran todo el año sin acabarse jamás inventó la falsa razón de que Dios impone sobre Abraham una exigencia de sacrificio para probarle, para ver si era digno. Así justifican los requisitos previos para la salvación que ellos han inventado, para absolverse de llevar la Buena Noticia (de la resurrección que desconocen) a la multitud hambrienta de tierra prometida.
 
El protestantismo, por su lado, y en especial, las variantes fundamentalistas y pentecostales, no se imagina el despojo como parte de un proceso espiritual. Primero, porque no entienden de procesos espirituales, ni de caminatas largas. Su versión de la salvación ocurre en el día que su vida cambió. Por otra parte, se aferraron al primer salmo, que promete prosperidad a los creyentes. La acumulación de cosas, el consumismo irracional que está matando el planeta, es parte de su evangelio de la prosperidad, la recompensa actual como adelanto de cielo futuro.
 
Entonces, despojarse no calza, y huele a anticuadas penitencias católicas. De hecho, por muy bíblicos que sean, suelen saltarse los llamados de Jesús, cuando dice cosas radicales como: deja todo lo que tienes, tus padres, tu señora y tus hijos, y ven y sígueme. Su religión es para asegurar esas cosas, no para despojarse de ellas.
 
El amor de Dios es universal. La Buena Noticia es gratuita. El despojo comienza con el llamado, libremente aceptado, con alegría. Significa caminar hacia algo mejor. Los que gozan de la caminata saben que es bueno andar ligero de equipaje, mientras menos, mejor.
 
La invitación a tierra prometida viene con despojo total por la simple razón de que uno no puede vivir en dos lugares. No puede tener dos maestros. No puede dedicarse a dos oficios. No puede tener dos amores. No puede vivir dos vidas.
 
Tierra prometida para los discípulos de Jesús es más que un espacio geográfico. Es una vida. Es evangelio encarnado, buena noticia, amor incondicional. La invitación es dejar atrás las condiciones, los apegos, las cosas tontas que uno cree que necesita, como dinero, aplausos y honores. La promesa es Jesús mismo, transfigurado, pleno, entregado, amor en persona, dando sentido y dirección a todo. El es nuestra tierra prometida. Es hora de ponerse a caminar.
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Nathan Stone, S.J. Sacerdote jesuita, magíster en literatura y teólogo.
Atte.


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viernes, abril 01, 2011

China: ordenado un obispo con la aprobación de Roma y Pekín

China: ordenado un obispo con la aprobación de Roma y Pekín
La diócesis de Jiangmen estaba vacante desde 2007

JIANGMEN, jueves 31 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Alrededor de 1.500 fieles participaron ayer miércoles en Jiangmen en la primera ordenación episcopal en China, desde la ordenación ilícita del padre Joseph Guo Jincai como obispo de Chengde el pasado mes de noviembre.

El padre Paul Liang Jiansen, 46 años, ha sido ordenado obispo de Jiangmen con la aprobación del Papa y el reconocimiento del Gobierno, según informa la Union of Catholic Asian News. La ordenación episcopal se celebró en la catedral del Corazón Inmaculado de María en Jiangmen, en la zona meridional de la provincia de Guangdong.

Las relaciones entre China y el Vaticano se enfriaron el año pasado tras la ordenación episcopal ilícita de noviembre y la participación forzada en la VIII Asamblea de Representantes Católicos Chinos en diciembre (cfr. ZENIT, 24 novembre 2010).

La Asamblea fue convocada para elegir a los líderes de las dos organizaciones que dirigen a la Iglesia católica nacional china, ambas sin aprobación papal. Una es la asamblea de los obispos chinos, y la otra, la Asociación Patriótica, el grupo que aprueba toda la práctica religiosa en el país.

Los católicos que no se atienen a las decisiones de la Asociación Patriótica forman la Iglesia "subterránea" o "clandestina", fiel al Obispo de Roma.

Más de 40 obispos y sacerdotes concelebraron la Misa de ordenación del obispo Liang, y la catedral y el atrio estaban abarrotados, según UCANews. Centenares de fieles siguieron la ordenación desde pantallas gigantes colocadas fuera de la iglesia.

El prelado confesó a la agencia AsiaNews sentirse "aliviado" y "apoyado" por el hecho de que la liturgia se llevase a cabo sin incidentes. Todo el clero que participó en la ceremonia está en buenas relaciones con la Santa Sede.

"Mi cruz es pesada", reconoció, "pero confío en el Señor para que me proteja y me ayude en el ministerio episcopal".

El Obispo afirmó que sus prioridades incluyen la formación espiritual de sacerdotes y monjas, así como de los laicos. "En Pascua habrá cinco o seis nuevos bautismos", añadió.

La diócesis de Jiangmen estaba vacante desde 2007, cuando monseñor Pedro Pablo Li Panshi falleció a la edad de 95 años.

La diócesis tiene cerca de 20.000 católicos, sobre todo en las ciudades de Foshan, Jiangmen y Zhongshan, y en veinte zonas rurales. Sus siete sacerdotes y alrededor de 20 religiosas deben hablar tres lenguas, cantonés, hakka y mandarín – para llevar a cabo su trabajo pastoral.

La diócesis acoge el Santuario de Shangchuan, que conmemora la muerte de san Francisco Javier en 1552. Monseñor Liang ha revelado que su escudo lleva la imagen de este santo y la de Mateo Ricci.

Liang Jiansen nació en en 1964 y fue bautizado en 1985. Fue ordenado sacerdote en 1991 y ha servido en la diócesis de Jiangmen desde 1995. Fue nombrado vicario general de la diócesis por su predecesor, el obispo Li, y elegido obispo de Jiangmen en noviembre de 2009.