martes, marzo 29, 2011

La Caminata

En aquellos días, el Señor dijo a Abraham: "Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré". Génesis 12:1
Nathan Stone, S.J.

Antofagasta, Chile / Religión – Existe una conexión irrevocable entre tierra prometida y despojo total. Desde el comienzo, cuando Dios llama a Abraham, todavía no Abraham, la invitación a fundar un pueblo nuevo en un lugar lejano viene con tarea, tiene que dejar lo que tiene. Abraham no duda, siquiera medita mucho, llega y parte. Sería porque no tenía mucho que perder, no sabemos. Por otro lado, demuestra confianza total en el Señor que venía conociendo recién.
El futuro padre de multitudes tenía que sobreponerse a la comodidad de la rutina, a la inercia de seguir en lo mismo porque ya está. Innovar siempre cuesta, pues, significa empezar todo de nuevo. Alguna ventaja habrá tenido, pues, el semi-nomadismo de la pequeña ganadería le hacía vivir desinstalado, constantemente buscando aguas frescas y pastos nuevos para sus rebaños. Ya era caminante. A los televidentes, les cuesta más, quizás, porque no tienen costumbre de movimiento constante. Andar hace bien, de partida.
 
Aun en pobreza, cuesta dejar el país, la gente, la familia, y cuantas cosas más. El catolicismo autoritario recalcitrante e intransigente de cuaresmas austeras que duran todo el año sin acabarse jamás inventó la falsa razón de que Dios impone sobre Abraham una exigencia de sacrificio para probarle, para ver si era digno. Así justifican los requisitos previos para la salvación que ellos han inventado, para absolverse de llevar la Buena Noticia (de la resurrección que desconocen) a la multitud hambrienta de tierra prometida.
 
El protestantismo, por su lado, y en especial, las variantes fundamentalistas y pentecostales, no se imagina el despojo como parte de un proceso espiritual. Primero, porque no entienden de procesos espirituales, ni de caminatas largas. Su versión de la salvación ocurre en el día que su vida cambió. Por otra parte, se aferraron al primer salmo, que promete prosperidad a los creyentes. La acumulación de cosas, el consumismo irracional que está matando el planeta, es parte de su evangelio de la prosperidad, la recompensa actual como adelanto de cielo futuro.
 
Entonces, despojarse no calza, y huele a anticuadas penitencias católicas. De hecho, por muy bíblicos que sean, suelen saltarse los llamados de Jesús, cuando dice cosas radicales como: deja todo lo que tienes, tus padres, tu señora y tus hijos, y ven y sígueme. Su religión es para asegurar esas cosas, no para despojarse de ellas.
 
El amor de Dios es universal. La Buena Noticia es gratuita. El despojo comienza con el llamado, libremente aceptado, con alegría. Significa caminar hacia algo mejor. Los que gozan de la caminata saben que es bueno andar ligero de equipaje, mientras menos, mejor.
 
La invitación a tierra prometida viene con despojo total por la simple razón de que uno no puede vivir en dos lugares. No puede tener dos maestros. No puede dedicarse a dos oficios. No puede tener dos amores. No puede vivir dos vidas.
 
Tierra prometida para los discípulos de Jesús es más que un espacio geográfico. Es una vida. Es evangelio encarnado, buena noticia, amor incondicional. La invitación es dejar atrás las condiciones, los apegos, las cosas tontas que uno cree que necesita, como dinero, aplausos y honores. La promesa es Jesús mismo, transfigurado, pleno, entregado, amor en persona, dando sentido y dirección a todo. El es nuestra tierra prometida. Es hora de ponerse a caminar.
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Nathan Stone, S.J. Sacerdote jesuita, magíster en literatura y teólogo.

 

lunes, marzo 21, 2011

Iglesia japonesa abre centro de ayuda y hospitalidad a víctimas del tsunami en Sendai


 

Iglesia japonesa abre centro de ayuda y hospitalidad a víctimas del tsunami en Sendai

Publicado 2011/03/17
Autor: Gaudium Press
Sección: Mundo

Tokyo (Jueves, 17-03-2011, Gaudium Press) La Iglesia Católica ha abierto hoy un centro de ayuda para los sobrevivientes del terremoto y el tsunami, con sede en la Catedral de Sendai, ciudad de las más afectadas. Los obispos llaman a los fieles a recaudar fondos, y a ofrecer refugio a los desamparados, según reporta la Agencia Fides. Según el superior de los Misioneros de Guadalupe en Japón, varias familias en Tokio ya han expresado su disposición a acoger en sus casas durante el tiempo que sea necesario a los supervivientes de la catástrofe, especialmente los más viejos.

El centro de ayuda, inaugurado hoy, será gestionado por el Obispo de Sendai, Monseñor Hiraga Martín; por el Obispo de Niigata, Monseñor Tarcisius Kikuchi; el obispo de Saitama, Monseñor Marcellino Tani y por la agencia Caritas del Japón. Su misión es recaudar fondos que irán a miles de personas afectadas por el tsunami.


La Iglesia Católica tiene en Japón alrededor de 500 mil fieles. Solo en el noroeste del país es ese el número de personas que quedaron sin hogar.


El canciller de la Diócesis de Sendai, P. Pedro Komastu, también dio a conocer los primeros datos de la parte católica de la catástrofe. Confirmó que un número indeterminado de niños, alumnos del asilo católico de la Diócesis, perdieron la vida.

Por otra parte, entre las estructuras dañadas por el terremoto y el tsunami están: en la provincia de Iwate, el primer piso de la parroquia de Kamaishi; en la provincia de Myagi, graves daños a las parroquias de Furukawa y Stukidate; también la parroquia de Kesenuma ha sufrido daños y su asilo se utiliza actualmente como alojamiento provisional para los desplazados. Por último, todas las parroquias de la costa sur de Fukushima (en el área de la central de energía nuclear en peligro) han sido destruidas por el tsunami.


 

domingo, marzo 20, 2011

Episcopado de Japón se reúne mañana 16, para debatir situación del país


Episcopado de Japón se reúne mañana 16, para debatir situación del país

Publicado 2011/03/15
Autor: Gaudium Press
Sección: Mundo

Sendai (Martes, 15-03-2011, Gaudium Press) El obispo Mons. Martin Tetsuo Hiraga, de Sendai, diócesis más afectada por el terremoto y el tsunami que devastaron Japón, informó a la Agencia Fides que obispos de todo el país realizarán un encuentro de emergencia mañana, 16 de marzo, en la propia región de Sendai. La reunión del episcopado japonés tendrá como objetivo decidir estrategias de procedimientos relativos a la tragedia. "Debemos consultarnos sobre cómo actuar. Por ahora confiamos en Dios y pedimos oraciones de todos los cristianos del mundo", dijo.

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Aún no se abarca la magnitud del desastre

El obispo de Sendai habló también sobre la calamidad enfrentada por todo el país y particularmente por su diócesis. "La situación es muy difícil, todavía no podemos comprender la dimensión del desastre; las noticias aún son fragmentadas", dijo. Conforme el prelado, la diócesis de la cual es obispo es muy grande, cubriendo un total de 500 Km. de costa. El hecho es que donde el gigante alcanzó más de 300 Km. de costa. "No sabemos todavía cuántas personas murieron, cuántos son los dispersos y los sin hogar y si entre ellos hay católicos".

Delante de un cuadro tan incierto, Mons. Hiraga declaró también que es difícil decir qué es posible ser hecho y cómo ayudar. Entretanto, voluntarios de todo Japón llegan dispuestos a ofrecer auxilio. "Es preciso unidad y buena voluntad. Nosotros, católicos de la Diócesis de Sendai, somos poco más de 10 mil, un pequeño rebaño, pero continuamos rezando por las víctimas y haremos lo posible para llevar consuelo y testimoniar, en este momento de sufrimiento, el mensaje de amor de Cristo".

Por último, el obispo japonés agradeció las palabras solidarias del Santo Padre enviadas ayer. Según el prelado, ellas infunden coraje y esperanza; "justamente la esperanza que es el don que los cristianos ofrecen a la nación en este momento".

Atte.


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lunes, marzo 14, 2011

Obispos japoneses: “Nuestra misión es mantener viva la esperanza”

Obispos japoneses: "Nuestra misión es mantener viva la esperanza"
Piden las oraciones de los cristianos de todo el mundo

TOKIO, lunes 14 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Tras el terrible terremoto y el tsunami que han devastado Japón, todos, empezando por la Iglesia católica, están trabajando para llevar ayuda a las víctimas de la tragedia.

En este contexto, los obispos japoneses quieren estar en primera línea para "mantener viva la llama de la esperanza", afirmó a la afencia vaticana Fides monseñor Martin Tetsuo Hiraga, obispo de Sendai, la diócesis más afectada.

"La situación es muy difícil. Aún no podemos comprender la magnitud del desastre", confesó. "las noticias son fragmentarias. Mi diócesis es muy grande y abarca cuatro prefecturas civiles, a lo largo de 500 km de costa, en el norte de la isla de Honshu, la más grande del archipiélago japonés. El tsunami ha afectado a más de 300 km de costa".

"No sabemos aún cuántas personas han muerto ni cuantos son los desaparecidos y los desplazados. No sabemos si entre estos hay fieles católicos", reconoció el prelado.

Dada la incertidumbre, "es aún difícil decir qué se puede hacer, cómo ayudar". "La gente está agotada y desorientada. El impacto material y emotivo sobre la sociedad ha sido muy fuerte".

"Están llegando autos y voluntarios de todo el Japón. Se necesita la unidad y la buena voluntad de todos", añadió.

"Nosotros, los católicos de la diócesis de Sendai, somos poco más de diez mil, un pequeño rebaño. Pero seguimos rezando por las víctimas y haremos lo posible para llevar alivio, para dar testimonio, en este momento de sufrimiento, del mensaje de amor de Cristo".

Los obispos japoneses, explicó monseñor Hiraga, se encontrarán este miércoles en Sendai para decidir qué estrategia adoptar.

"Debemos aconsejarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto confiamos en Dios y pedimos la oración de todos los cristianos del mundo".

"Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos gracias por sus palabras, que nos infunden valor y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a volver a elevar los ojos al Cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza".

La diócesis de Sendai tiene oficialmente 10.944 bautizados, que representan el 0,15% de la población (más de 7,2 millones) del territorio.

Tiene 53 parroquias y 13 casas misioneras, servidas por 27 sacerdotes diocesanos y 19 sacerdotes religiosos, 5 religiosos legos y 262 monjas.



 

jueves, marzo 10, 2011

Video Misiòn 2011


Video para animar este año pastoral 2011
Se los sugiero para la motivaciòn de sus consejos.
Dura 10 minutos, aparecen algunos herman@s nuestros de Atacama

Este es el lynk
http://www.iglesiaenmision.cl/detalle_n.php?id=MTE3

NOs vemos

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martes, marzo 08, 2011

El sacerdote debe convertirse a su propia identidad

El sacerdote debe convertirse a su propia identidad
Carta del cardenal Mauro Piacenza a los sacerdotes para Cuaresma

ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El sacerdote debe ser un "trozo de Evangelio viviente que todos puedan leer y acoger", y para hacerlo debe experimentar hasta el fondo la experiencia de la conversión, de la "conversión a su propia identidad".

Así lo afirma el cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, en una carta dirigida a los sacerdotes de cara a la Cuaresma.

"¡Debemos convertirnos en aquello que somos!", escribió el purpurado. "La identidad, recibida sacramentalmente y acogida por nuestra humanidad herida, nos pide la progresiva conformación de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestras actitudes, de todo cuanto somos a la imagen de Cristo Buen Pastor, que ha sido impresa sacramentalmente en nosotros". Y "¡Es en la Eucaristía que el Sacerdote redescubre la propia identidad!".

Según el cardenal, "un mundo descristianizado necesita de una nueva evangelización, pero una nueva evangelización exige Sacerdotes 'nuevos', pero no en el sentido del impulso superficial de una efímera moda pasajera, sino con un corazón profundamente renovado por cada Santa Misa".

Importante sobre todo, "es la conversión del ruido al silencio, de la preocupación por el "hacer" al "estar" con Jesús". Pero también la conversión a la comunión, que se realiza "redescubriendo lo que realmente significa: comunión con Dios y con la Iglesia, y, en ella, con los hermanos. La comunión eclesial se caracteriza fundamentalmente por la conciencia renovada y experimentada de vivir y anunciar la misma Doctrina, la misma Tradición, la misma historia de santidad y, por lo tanto, la misma Iglesia".

"Estamos llamados a vivir la Cuaresma con un profundo sentido eclesial, redescubriendo la belleza de estar en una comunidad en éxodo, que incluye a todo el Orden sacerdotal y a toda nuestra gente, que mira a los propios Pastores como a un modelo de segura referencia y espera de ellos un renovado y luminoso testimonio".

Nos debemos convertir también en "la participación cotidiana del Sacrificio de Cristo sobre la Cruz. Así como Él dijo y realizó perfectamente aquella sustitución vicaría, que ha hecho posible y eficaz nuestra Salvación, así cada sacerdote, alter Christus, es llamado, como los grandes santos, a vivir en primera persona el misterio de tal sustitución, al servicio de los hermanos, sobre todo en la fiel celebración del Sacramento de la Reconciliación, buscándolo para sí mismos y ofreciéndolo generosamente a los hermanos, juntamente con la dirección espiritual, y con la oferta cotidiana de la propia vida en reparación por los pecados del mundo".

La Iglesia y el mundo, en definitiva, tienen necesidad de "sacerdotes serenamente penitentes delante del Santísimo Sacramento, que capaces de llevar la luz de la sabiduría evangélica y eclesial en las circunstancias contemporáneas, que parecen desafiar nuestra fe, se vuelvan en realidad auténticos profetas, capaces, a su vez, de lanzar al mundo el único desafío auténtico: el desafío del Evangelio, que llama a la conversión".

"A veces -concluyó- la fatiga es verdaderamente grande y experimentamos ser pocos, con respecto a las necesidades de la Iglesia. Pero, si no nos convertimos, seremos cada vez menos, porque sólo un sacerdote renovado, convertido, "nuevo" se convierte en instrumento eficaz, a través del cual, el Espíritu llama a nuevos sacerdotes".

 
Atte.


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sábado, marzo 05, 2011

Que las parroquias adopten un nuevo comportamiento

Cardenal Scherer: que las parroquias adopten un nuevo comportamiento
Es necesaria una "conversión pastoral y misionera"

SÃO PAOLO, viernes 4 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Las parroquias deben "poner en práctica como pide la Iglesia, una decidida 'conversión pastoral y misionera' de sus fieles, organizaciones y estructuras pastorales", afirmó el arzobispo de São Paolo (Brasil), el cardenal Odilo Scherer.

La archidiócesis de São Paolo ha difundido en estos días la Carta Pastoral "Parroquia, conviértete en lo que eres", firmada por monseñor Scherer y consignada al clero el pasado 15 de febrero.

"Queremos indagar como está nuestra parroquia y que se puede hacer para que sea una verdadera comunidad de discípulos misioneros de Jesucristo", afirmó el purpurado, como cuenta un artículo publicado en la revista archidiocesana O São Paolo.

"La parroquia es en la expresión local y concreta lo que la Iglesia es en su totalidad. En la parroquia la Iglesia manifiesta en modo perceptible su vida y su misión".

"Es una comunidad organizada de bautizados, de bienes espirituales, simbólicos y materiales, de organizaciones y de iniciativas, que hacen actuar a la Iglesia en un determinado espacio y contexto", explicó el cardenal.

Si la parroquia va bien, prosiguió "también funciona la Iglesia; si la parroquia va mal, la Iglesia no funciona".

"Si las parroquias no viviesen bien su identidad y su misión como comunidades vivas y dinámicas, la Iglesia podría reducirse a una serie de estructuras, instituciones y organizaciones, sin llegar a las personas concretas".

Por esto, monseñor Scherer sostiene que la renovación de la parroquia "es esencial".

En primer lugar, propone "una profunda toma de conciencia de lo que da sentido a la existencia de la parroquia y de lo que está llamada a ser . Vista con los ojos de la fe eclesial, la parroquia es una realidad bella, bendita y preciosa".

"Tenemos necesidad de dar algunos pasos para superar la preocupación relativa al mantenimiento de lo que somos y tenemos".

"Es necesario adoptar una nueva actitud que se traduzca en un claro objetivo misionero", añadió.

Más que una realidad jurídica y burocrática, la parroquia es el "rostro más visible y concreto del Misterio de la Iglesia, 'sacramento de la salvación' en el mundo; es una comunidad de fieles reunidos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que vive la fe, la esperanza y la caridad".

"Está unida en torno a Cristo, presente sacramentalmente en la Eucaristía y en los otros sacramentos, en la Palabra de Dios proclamada y acogida con fe, en los pobres, en los enfermos, en los sufrientes y en toda persona servida con amor en nombre de Cristo".

La asamblea eucarística "es la expresión más visible de la Iglesia, reunida de nuevo hoy en torno a Jesúcristo Salvador, Señor y Pastor de la Iglesia, representado por el ministro ordenado, que está en el centro de la misma y a la cabeza para servirla y conducirla en la caridad".

En la parroquia, añadió el cardenal, "la Iglesia entera se expresa y cumple la misión recibida de Cristo: anunciar y acoger la Palabra de Dios; testificar la vida nueva recibida en el Bautismo, buscando la santidad; vivir la caridad pastoral, como ejemplo y en el nombre de Jesús, el Buen Pastor.

La parroquia es la comunidad misionera de los discípulos de Cristo en el mundo. Es una comunidad de pequeñas comunidades, familias, personas, grupos, organizaciones e instituciones, que testifican la variedad, la riqueza y la belleza de los dones de Dios y están al servicio de la misión recibida de Cristo".

La parroquia, concluyó el cardenal Scherer, "es la Iglesia 'en su base' célula viva del Cuerpo de Cristo, en la que la mayoría de los bautizados tiene la posibilidad de tener una experiencia concreta del encuentro con Cristo y de la comunión eclesial".

Por Alexandre Ribeiro, traducción por Carmen Álvarez




 

viernes, marzo 04, 2011

Las nanas de Zapallar


Las nanas de Zapallar

Hace unos años Morgana Vargas Llosa –la hija del Nobel- denunció haber vivido una desagradable situación en el Country Club, uno de los hoteles más lujosos de Lima; al pedir la cena para su familia se le informó que había un problema. El menú no podía ser pedido por la nana, sentada en la misma mesa que el resto de la familia. Para ella existía un comedor especial y un "menú para nanas".

Y estalló el escándalo y el debate sobre la situación laboral de esas trabajadoras.

Recordé esto al pasar por Zapallar hace poco. Esa linda caleta rodeada de grandes casas y arboledas, donde pasa el verano buena parte de nuestra elite criolla. Un bonito lugar con las siutiquerías típicas de nuestra elite, aquí los almacenes se llaman emporios y ese tipo de cosas.

Pero hay situaciones que parece que nadie ve. Quizás de tanto verlas dejaron de existir.

En medio de ese enjambre de gente bien hay personas que pertenecen a otro óleo. Son mujeres que parecen de otro país, y para que nadie tenga duda usan vistosos uniformes en medio de la playa y de las plazas. Más bien usan trajes, ya que nadie necesita para trabajar en medio de la arena, con más de 30 grados de calor, un delantal a cuadritos con mangas blancas.

El traje no busca tanto decirnos quienes son aquellas que lo usan, sino lo contrario: decirnos quienes no son. Especialmente decirnos que no son parte de esas familias que por décadas veranean en ese lugar -Dios nos libre de esa terrible confusión-.

Y que son una exigencia de sus empleadores, por supuesto. De hecho, el problema no es, obviamente, que la trabajadora decida usar un uniforme en su lugar de trabajo, sino la exigencia de que lo use fuera de él –en playas, plazas y centros comerciales-, con las connotaciones sociales que eso conlleva.

Se trata, en rigor, de trajes de "nana" y cumplen la función de todo traje: simbolizar. Decirnos algo de quienes los usan. Y del mejor modo posible: sin cruzar palabras con ellos o mejor dicho con ellas.

En este caso, el traje no busca tanto decirnos quienes son aquellas que lo usan, sino lo contrario: decirnos quienes no son. Especialmente decirnos que no son parte de esas familias que por décadas veranean en ese lugar -Dios nos libre de esa terrible confusión-. Y de paso reforzar esas pequeñeces de las que suele vivir el ser humano: el símbolo del estatus que importa tener otro para servirnos.

Lo trágicamente paradójico es que suelen decir, con una retórica cargada de paternalismo –una reminiscencia de los vínculos personales de la hacienda chilena-, que la nana forma parte de la familia.

Un simple detalle dirán algunos. No lo miraron así en Perú después del debate que se generó con el caso del menú para nanas. Entre otras cosas, se prohibió "la exigencia" de uniforme: "No se puede condicionar al empleado del hogar a usar uniforme, mandil, delantal o cualquier otra vestimenta identificatoria o distintivo identificatorio en espacios o establecimientos públicos como parques, playas, restaurantes, hoteles, locales comerciales, clubes sociales y similares" dice textual el Decreto Supremo 4/2009 del Ministerio del Trabajo y su vulneración se le considera un acto de discriminación.

Es que, en rigor, en esos mínimos rincones de nuestra convivencia se respira aún con toda fuerza nuestra profunda desigualdad y se exhibe en este caso bajo la forma de "traje de nanas". De hecho, no existen  trabajadoras con traje de nanas en las playas y plazas de las sociedades con las que nos gusta compararnos, como todas las de la OCDE, y que suelen añorar y alabar los patrones de las nanas.

Existe aún en Chile –como en Lima- un sector social que parece estar anclado con uñas y dientes a las estructuras hacendales del pasado. No se trata, obviamente, de las relaciones de inquilinaje que dieron lugar a la explotación de miles de chilenos en el siglo XIX,  pero es tributaria directa de ella y su espíritu: la inconsciencia del otro como sujeto igual a ellos. En este caso de sus trabajadoras del hogar.

Lo sorprendente, en todo caso, es que nada que pueda reprocharse a nuestra elite y su trato a sus trabajadoras de casa particular, no puede al mismo tiempo reprocharse al Estado.

Se trata, que duda cabe, de uno de los sectores más olvidados de la sociedad. Antes mujeres pobres del sur de Chile, hoy mujeres pobres de países limítrofes, nunca tuvieron importancia para nadie.

Tan grosero fue y es el trato que el propio Estado le brindo a estas mujeres que la ley permite hasta hoy cuestiones que parecen sacadas del manual básico del explotador: son las únicas trabajadores –en el caso de las puertas adentro- que no tienen limitación de jornada –pudiendo trabajar "legalmente" hasta doce horas diarias-, su indemnización por término de contrato es la mitad de la común -15 días por año de trabajo- y otras sutilezas de nuestra ley.

Recién –después de 80 años de olvido- se acaba de lograr que el ingreso mínimo legal de estas trabajadoras sea el mismo que el resto de los trabajadores.

En fin, como se ve, todo un logro para el siglo XXI.

Las nanas de Zapallar y su traje, no son en todo caso sólo las de Zapallar. Son todas las nanas de los pocos barrios ricos de Chile y de tanto barrio que sueña con ser rico, y que nos recuerdan cada día, en cada plaza, en cada playa, lo lejos que nos queda aún ser una sociedad intente tratar a todos como iguales.

En fin, eso que se llama una sociedad desarrollada.