jueves, febrero 10, 2011

Andresito y Toño, hombres de esperanza


Andresito y  Toño, hombres de esperanza

 

Querido Jesús:

 Mucho canto, sonido de tambores y trompetas sentí -por estos días- en Copiapó. Eran cientos de peregrinos que caminaban hacia el Santuario de la Candelaria.

 Muchos niños en brazos de sus padres ó bien sobre sus hombros. Algunas madres llevaban a sus hijos de la mano. Algo que tú conociste sin duda, desde la más tierna infancia. Quedé deslumbrado de tanta expresión de fe. La que parece dormir durante  el resto del año, Estas imágenes borran toda idea negativa y pesimista sobre los creyentes.  La fe está viva; aunque se parece al desierto mismo. De un momento a otro, vuelve a florecer.

  Y de todos los niños que observé, esos días, quiero hablarte de  Andrés. Un niño de apenas cinco años. Va contento con su vela -en la mano- para celebrar a María, Tu Madre, María de la Candelaria. Él va de la mano de Toño, su papá. Quién nació en Tierra Amarilla hace 28 años y es minero. Años atrás trabajaba afuera, en Antofagasta y  había formado una hermosa familia con la mamá de Andresito. Pero la distancia fue apagando el compromiso. Ella se fue con otra persona, un primo de su pareja.

 Recuerdo que  Andrés rezaba y cantaba junto a su papá Toño. Andresito –en silencio- oraba por su mamá.  Sabe que está lejos.  Hace un año que no sabe nada de ella. Le pide a tu mamá que la ayude  en su murmullo decía: "Virgen de la Candelaria cuida a mi mamita y que luego vuelva".  El mensaje es claro: la fe jugada y absoluta en Andresito no muere. Cree que algún día su mamita volverá junto a su "papito Toño", como suele llamarle.

Entonces Jesús ¿Por qué  nosotros –los adultos- perdemos  fácilmente la esperanza? ¿Será que el tiempo y el cansancio nos agotan y  matan la ilusión? ¿Por qué perdemos la esperanza  de un nuevo mañana y no la mantenemos como el Sembrador de la Parábola? Él   salió a sembrar sin temor a perder semilla y tiempo ¡¿Por qué no tener la esperanza creyente del Capitán Romano, que dijo  "Una palabra tuya bastará para sanarme".

La esperanza de Andrés es ejemplar. Reza y confía en la intercesión de María, Madre de la Candelaria… tal como la tuvieron los sirvientes de la Boda de Caná de Galilea.  Creen en la intercesión de María,"Hagan lo que Él les diga"

 Y no puedo dejar de recordar la oración del papá de Andresito, Toño. "Virgencita, cuida a mi hijito, que nada le falte, sé tú la Madre para él. Y que sí llegó a faltar, por mi trabajo minero, que tú le proveas de todo".  Él sabe que su trabajo es inestable no sólo por el contrato, sino también por la inseguridad del la mina.   La muerte acompaña a  las minas. Pero él confía en el amor de su madre María. Corta su petición, pero lo retrata de pie a cabeza. Él puede faltar, lo sabe. Pero no tu Madre, ni menos tú. Su oración es un canto a la esperanza.

 

Señor, te pido por todos los padres que asumen también la labor de "una madre". Dales fortaleza y salud para educar. Y por supuesto, gracias por todos los Andresitos que nos enseñan a no perder la esperanza y entregar todas nuestras penas y dolores en la intercesión orante de tu Madre, María

 

 

Con afecto, un creyente



 

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