Emmanuel Milingo, el antiguo arzobispo de Lusaka (Zambia) que acaparó la atención mundial en 2001 al contraer matrimonio en el seno de la secta del reverendo coreano Sun Myung Moon, ha sido dimitido del estado clerical por sus repetidas ordenaciones episcopales sin mandato del Papa. Lo explica detalladamente en la agencia Zenit su director, Jesús Colina. El comunicado de la Santa Sede, que hizo pública la noticia el pasado 17 de diciembre, aclara que se trata de "un hecho totalmente excepcional", pero asegura que la Iglesia mantiene los brazos abiertos a su regreso, con "la esperanza de su arrepentimiento". Aunque para las cámaras de televisión supuso un escándalo mucho más folclórico su matrimonio con la coreana Maria Sung, para la Iglesia implica una falta de consecuencias mucho más graves las ordenaciones de obispos, que Milingo venido realizando desde el 24 de septiembre de 2006. "Manifestando esperanza en su conversión, la Iglesia renueva lo que ya se declaró el 26 de septiembre de 2006, es decir, que no reconoce y no pretende reconocer en el futuro estas ordenaciones y todas las ordenaciones que de éstas se deriven y, por tanto, el estado canónico de los presuntos obispos sigue siendo el estado en que se encontraban antes de la ordenación conferida por el señor Milingo", aclara el Vaticano. Citando el canon 292 del Código de Derecho Canónico, el comunicado vaticano explica lo que implica la dimisión del estado clerical: "la pérdida de los derechos y deberes ligados al estado clerical, excepto la obligación del celibato; la prohibición del ejercicio del ministerio, salvo en lo que dispone el canon 976 del Código de Derecho Canónico para los casos de peligro de muerte; la privación de todos los cargos, de todas las responsabilidades y de cualquier potestad delegada, así como la prohibición de utilizar el hábito eclesiástico". "Por consiguiente, resulta ilegítima la participación de los fieles en eventuales nuevas celebraciones organizadas por el señor Emmanuel Milingo", indica la Santa Sede. El comunicado de la Santa Sede concluye reconociendo el "dolor de la comunidad eclesial por los graves gestos realizados por el señor Milingo" y pide la oración de los bautizados por su arrepentimiento "el de todos los sacerdotes o fieles laicos que de algún modo han colaborado con él en actos que atentan contra la unidad de la Iglesia de Cristo". De Lusaka a Roma Emmanuel Milingo (nacido hace 79 años en Mnukwa, Zambia), tras fundar la comunidad de las Hijas del Redentor, fue nombrado por Pablo VI a los 39 años arzobispo de la capital de Zambia, Lusaka. En los años setenta comenzó a realizar exorcismos de fuerte carga emotiva, sin seguir el Ritual romano, en diferentes diócesis del mundo, provocando malestar entre los obispos de las diócesis afectadas. Por este motivo, Juan Pablo II aceptó su renuncia como arzobispo de Lusaka, en 1983, y le acogió en la Santa Sede para trabajar en el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. En los años noventa, se hizo famoso por posiciones extremistas, cercanas a grupos tradicionalistas y "sedevacantistas", al afirmar que superiores de alto rango de la Iglesia eran adoradores del diablo. Criticó públicamente al mismo tiempo a los sacerdotes que no respetaban el celibato o que eran tolerantes con la homosexualidad. A partir de esos años empezó a mantener contactos con miembros de la secta fundada por el reverendo Moon. Según explicó el padre Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, en una entrevista publicada por Zenit (Cf. 27 de mayo de 2001), el prelado fue víctima de "la caza despiadada" de una familia de ese grupo que vivía en Roma. "Le han hecho un lavado de cerebro", añadía entonces el padre Amorth. El "matrimonio" y el regreso Con 71 años, Milingo contrajo matrimonio, el 27 mayo de 2001, en Nueva York, a con Maria Sung, una acupunturista coreana de 43 años, a quien no conocía y que le fue propuesta por el reverendo Moon, quien organizó la celebración. Pocos después, el 7 de agosto de ese mismo año, Milingo voló a Roma para encontrarse con Juan Pablo II en Castel Gandolfo, quien constató su voluntad de regresar a la Iglesia católica y abandonar a Maria, algo que pocos días después confirmó el prelado en una carta. El mediador de aquel encuentro fue el arzobispo Tarcisio Bertone, entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, actual cardenal secretario de Estado. Milingo comenzó después un año de retiro espiritual en Argentina, asistido desde lejos por el arzobispo Bertone y por una comunidad de sacerdotes del Movimiento de los Focolares. En septiembre de 2002 publicó un libro-entrevista con el periodista Michele Zanzucchi con el título El pez rescatado del fango (Ciudad Nueva), en el que denunciaba el "complot" del que fue víctima en la secta del reverendo Moon. Regresó a Italia a continuar con su ministerio en noviembre de 2002, instalándose en Zagarolo, localidad cercana a Roma. Tras el primer eco mediático de su regreso al ministerio público, los fieles dejaron de acudir en masa a sus celebraciones, dejando al prelado en una soledad que volvió a ser llenada por los contactos con la secta. La ruptura definitiva con la Iglesia católica tuvo lugar con la ordenación de obispos en Washington y su nueva militancia por la abolición del celibato sacerdotal, en septiembre de 2006. Volvió entonces a vivir con Maria Sung. La Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo pública una nota en la que informaba de la expulsión del estado clerical de Emmanuel Milingo. Ofrecemos a continuación la traducción de trabajo publicada por la revista Ecclesia en su formato digital. Nota de la Santa Sede Desde hace varios años, la Iglesia sigue los acontecimientos relacionados con el sufrimiento particular del comportamiento desafortunado del arzobispo emérito de Lusaka, Emmanuel Milingo. Ha habido varios intentos realizados para hacer retornar al Sr. Emmanuel Milingo a la comunión con la Iglesia Católica. También se han buscado formas adecuadas para que pueda ejercer su ministerio episcopal, con la participación directa de los Sumos Pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes personalmente han seguido el tema con espíritu de preocupación paternal. En esta triste historia, ya en 2001 se encontró en una situación de irregularidad como resultado de la unión con la Sra. Maria Sung, incurriendo en sanción de suspensión del ministerio (cf. can. 1044 1, 3, 1394 § 1 CIC). Posteriormente encabezó corrientes a favor de la abolición del celibato sacerdotal y nunca cesó en sus intervenciones en los medios de comunicación, en abierta rebelión a las repetidas intervenciones de la Santa Sede, lo cual creó una grave confusión y el escándalo entre los fieles. En particular, el 24 de septiembre 24 de 2006, el señor Milingo procedió en Washington a la ordenación de cuatro obispos sin mandato pontificio. De este modo se produjo la pena de excomunión latae sententiae (c. 1382 CIC), declarada por la Santa Sede el 26 de septiembre de 2006 y que sigue en vigor. Lamentablemente, el citado Sr. Milingo no ha demostrado el arrepentimiento esperado en vistas a su retorno a la plena comunión con el Papa y con los miembros del Colegio episcopal, sino que siguió actos ilícitos en el ejercicio del ministerio episcopal, realizando nuevos desmanes y delitos contra la de la unidad de la Santa Iglesia. En particular, en los últimos meses ha hecho algunas nuevas ordenaciones episcopales. Tales delitos, graves y recuentes, obligan a la Santa Sede a la adición de la pena accesoria de expulsión del estado clerical. De acuerdo con las disposiciones de la canon. 292 del Código de Canon Ley, la pena adicional de expulsión del estado clerical, que ahora se suma a la severa pena de excomunión, tiene las siguientes consecuencias: la pérdida de los derechos y deberes relacionados con el estado clerical, con excepción de la obligación del celibato; prohibir el ejercicio del ministerio, sin perjuicio al canon 976 del Código de Derecho Canónico en los casos de peligro de muerte; privación de todos los oficios, todas las asignaciones y de cualquier poder delegado, y la prohibición de usar vestimenta clerical. Por lo tanto, es ilegal la participación de los fieles y celebraciones que promueva el señor Emmanuel Milingo. Cabe señalar que la retirada del estado clerical de un Obispo es algo muy excepcional, pero la Santa Sede se ve obligada a ello por la gravedad de las consecuencias que tienen para la comunión eclesial una serie de ordenaciones episcopales sin el mandato papal. Sin embargo, la Iglesia mantener la esperanza en su arrepentimiento. En cuanto a las personas que ordenaron recientemente por el Sr. Milingo es bien conocida la disciplina de la Iglesia sobre la pena de excomunión latae sententiae para los que recibieron la consagración episcopal sin mandato pontificio (c. 1382 CIC). Expresando la esperanza de su conversión, la Iglesia se renueva lo que se ha declarado el 26 de septiembre de 2006: que no reconoce y no tiene intención de reconocer en el futuro tales ordenaciones y todas las ordenaciones derivadas de ellas, por lo que el estado canónico de los presuntos obispos es aquel en el que se menciona por primera vez en el orden otorgada por el Sr. Milingo. En este momento marcado por la profunda tristeza de la comunidad de la Iglesia por los gestos graves hechos por el Sr. Milingo, confía en el poder de la oración y en el arrepentimiento de los culpables y a los que -sacerdotes y laicos-, de alguna manera, están trabajando con él en estos contrarios a la unidad de la Iglesia de Cristo. ARRIBA |
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