jueves, octubre 30, 2008

¿donde está la crisis?/ por mos. Juan Luis Ysern....

Por todas partes, en este último tiempo, escuchamos hablar de la crisis económica que se ha suscitado en Estados Unidos y que repercute con mucha fuerza en cada país convirtiéndose en crisis mundial.

Los que no somos expertos en economía nos perdemos con los datos y  mecanismos económicos que entran en juego para explicar el problema, pero nos damos cuenta de la gravedad de la situación por las reacciones que estamos viendo en todos los países del mundo y por los efectos que se anuncian y que ya comenzamos a experimentar.

Pensamos que de alguna forma los poderosos van a salir adelante y, quizás,  en mejores condiciones. Pero, ¿qué va a pasar con los pobres? Esta crisis tendrá para los pobres resultados que serán muy notorios y también muchos otros no se verán a simple vista, pero  significará postergación de proyectos de vida,  pérdida de trabajo, menos posibilidades de alimento, etc.  ¿Se abrirán paso con la fuerza necesaria las actitudes solidarias para que podamos llegar a la globalización de la solidaridad?

Nos dicen que la crisis económica que nos toca vivir es muy grande. Es la crisis de los valores del mercado. Pero la dificultad es mucho más grave, porque esa crisis es producida por la crisis de valores éticos como son la ambición y la desmedida acumulación de riqueza que a su vez son detonantes de injusticias y atropellos a las personas y al medio ambiente. Es necesario que aprovechemos la ocasión para darnos cuenta de ello y salgamos renovados con una nueva orientación.

Se trata de poner la mirada en la dignidad de todas y cada una de las personas. Esto lleva consigo dar sentido a la economía colocándola al servicio de la persona humana de modo que cada una se desarrolle y crezca, no tanto en la adquisición de cosas, sino pasando con los demás a condiciones de vida progresivamente más humanas, dentro de las realidades que vivimos en permanente cambio.

Fácilmente podemos evadirnos de la búsqueda de soluciones ante un problema que vemos tan inmensamente superior a nuestras posibilidades, pero no es así como hemos de ver el problema. No podemos negar la enorme dimensión de la crisis económica que ha de ser manejada por quienes tengan posibilidades  de incidir en ella. Pero hemos de actuar enfrentando las causas  de esta crisis que, como hemos dicho antes, están en la crisis de valores éticos. Es en este campo donde todos, no sólo debemos, sino que tenemos obligación de actuar.

Hemos de reflexionar sobre la escala de valores que nos motivan para tomar decisiones y tratar de eliminar la ambición de cosas no necesarias y superfluas y todo aquello que no sea coherente con la dignidad humana ni con el sentido solidario que hemos de consolidar. Junto con eso hemos de tratar de influir en el ambiente en el que cada persona se desenvuelve. En la familia, los niños, los jóvenes, centros educacionales, lugares de trabajo, empresas, organizaciones sociales, culturales, laborales, etc. 

La tarea es grande y es de todos. Los creyentes en Cristo vemos esta tarea dentro de la responsabilidad de transformación de la realidad según la dirección del Reino de Dios con la fuerza de Cristo Resucitado. No es tarea fácil porque quienes quieran mantener la mirada fija en sus personales intereses rechazarán todo lo que se oponga a sus planes o los denuncie. Pero es Jesús mismo quien nos asocia a él y nos dice: "En el mundo ustedes tendrán tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo" (Jn. 16. 33)

+Juan Luis Ysern de Arce

Obispo Emérito de Ancud – Presidente de Caritas Chile


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