miércoles, agosto 17, 2011

Carta del Sr. Jaime Coiro por columna del Sr. Carlos Peña.

Iglesia y educación: alcances a columna de Carlos Peña

En carta a El Mercurio, el portavoz del Episcopado aclara que la Iglesia no se ha "ofrecido" para mediar ni ha golpeado puertas de las partes en el conflicto estudiantil, porque no le corresponde asumir protagonismo en este asunto.
La nota, firmada por Jaime Coiro, portavoz de la Conferencia Episcopal, y publicada este miércoles 17 de agosto en el matutino, sostiene que la columna dominical de Carlos Peña arranca de supuestos artificiales y equívocos que conviene aclarar. 

Recuerda el vocero que la invitación de la Iglesia al diálogo y su disposición a facilitarlo, corresponden a una actitud inherente a su misión evangelizadora y a su vocación de promover la paz fundada en la justicia: "Cuando se agitan las aguas, la Iglesia no está para aumentar tormentas sino para ayudar a pacificar los ánimos desde la humana capacidad de razonar y lograr acuerdos para el bien común".

Añade la nota que el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Ricardo Ezzati, no se ha "ofrecido" para mediar ni la Iglesia ha golpeado puertas de las partes en conflicto, para asumir un protagonismo que no le corresponde. "Los Obispos han señalado expresamente que el Parlamento y las instituciones democráticas son la instancia regular para canalizar las demandas. Con claridad han reiterado que a la Iglesia no le corresponde un rol de mediación (donde es el eventual mediador quien construye y propone bases de acuerdo), pero esto no la inhibe en su permanente disponibilidad para favorecer el encuentro de las partes, un servicio de "facilitación del diálogo" que ha sido muy valorado por la sociedad en el curso de la historia y también en tiempos recientes. Indudablemente este aporte se encuentra supeditado siempre a la libre voluntad de las partes". 

Aludiendo a la declaración de los Obispos del pasado 10 de agosto, Coiro afirma que la mirada de la Iglesia sobre este conflicto es mucho más profunda que un eventual rol para acercar a las partes. "La demanda de los estudiantes pone sobre la mesa asuntos de fondo sobre los cuales la Iglesia ha llamado la atención, invitando a escuchar a los jóvenes. Lejos de eludirlos o de sentirse afectada por ellos, promueve abordarlos desde la enseñanza social del Evangelio", afirma. 

Más adelante, considera innegable que la Iglesia es un actor en la educación y probablemente tiene mucho que aprender para ser cada día más fiel a sus valores. "Por lo mismo, no puede ser neutra frente a los grandes temas pendientes de nuestra sociedad, como las "escandalosas desigualdades", la usura y el lucro desmedido, la falta de calidad en la educación y el derecho de las familias a una educación humanizadora para sus hijos". 

El portavoz del Episcopado manifiesta que no es trivial para los cristianos que el lucro sea convertido en bien en sí mismo y la enseñanza en una simple mercancía. Y añade que una evidente prueba de los valores que animan la enseñanza católica es el modo en que las comunidades educativas que se identifican con la Iglesia han asumido el necesario debate sobre las demandas estudiantiles. "Lamentablemente esta esperanzadora realidad es ignorada o relegada a un segundo plano cuando se trata de perpetuar injustas caricaturas sobre la Iglesia, como la que presenta este columnista domingo a domingo", concluye la carta.

Texto completo de la Carta

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