jueves, enero 14, 2010

La infancia como invento.

La infancia como invento.

 

NiñosObservando nuestra cultura es difícil pensarla sin infancia.
Es tan normal que esta exista ¿no?
Tantas cosas giran en torno a esta:


La emoción de unos padres que esperan una hija.
Fotos familiares en que el actor principal es un niño.

Estudiantes de pedagogía que desean educar a niños y niñas de este país.
Universidades dedicadas a investigar su desarrollo.
Organismos internacionales que buscan protegerle.
La industria transnacional del entretenimiento orientada a los menores de edad.

El historiador Phillipe Ariés nos muestra como hay sociedades en las que, a pesar de tener niños y niñas, nunca hubo infancia. La tesis básica de Ariés es que, al principio de la era moderna, niños y adultos convivían sin gran diferenciación. La actual idea de infancia, y los sentimientos que los adultos tenemos hacia los niños, son producto de cambios económicos y culturales. Estas representaciones y sentimientos, distan mucho de ser naturales, por el contrario han ido cambiando - y lo seguirán haciendo - a lo largo del tiempo.­ Rastrear la historia de la infancia, permite comprender las preocupaciones actuales por esta, así como la asimilación de la idea de niño con la idea de alumno (Cfr. Sacristán), y la confusión de muchos entre socialización a secas y socialización escolar. Por ejemplo, es interesante para los profesores, ver como se crea un trío: paternidad/escolarización/moralización.

 

Ariés muestra como comienza, en el siglo XVII, la idea que es deber de los padres, de los buenos padres, enviar a sus hijos a la escuela: El desarrollo extraordinario de la escuela en el siglo XVII es una consecuencia del nuevo interés de los padres por la educación de sus hijos. Las exhortaciones de los moralistas les hacen creer que están obligados a mandar a sus hijos a la escuela desde pequeños: "Los padres que se preocupan por la educación de sus hijos (liberos erudiendos)-afirma un texto de 1602-tienen derecho a más honores que los que se contentan con traerlos al mundo, pues les dan no sólo la vida, sino además una vida buena y santa. Por eso los padres tienen razón en enviar a sus hijos, desde la más tierna edad, al mercado de la verdadera sabiduría [es decir, al colegio], donde se harán artesanos de su propia fortuna, ornatos de la patria, de la familia y de los amigos". La familia y la escuela retiraron al niño de la sociedad de los adultos. La escuela encerró a una infancia antaño libre en un régimen disciplinario cada vez más estricto, lo que condujo en los siglos XVIII y XIX a la reclusión total del internado.

María Victoria Alzatre explica que este descubrimiento de la infancia, supone entre otras cosas, comprender su reclusión en instituciones totales: (cfr. Foucault: Vigilar y Castigar), su alejamiento de la vida del adulto y el inicio de la escolarización:

"A fines del siglo XVII de forma definitiva se produjo una transformación considerable en la situación de las costumbres. La escuela sustituyó al aprendizaje como medio de educación, lo que significa que cesó la cohabitación del niño con los adultos y por ello cesó el aprendizaje de la vida por el contacto directo con ellos. A pesar de muchas reticencias y retrasos, el niño fue separado de los adultos y mantenido aparte, en una especie de cuarentena, antes de dejarle suelto en el mundo. Esta cuarentena es la escuela, el colegio. Comienza entonces un largo período de reclusión de los niños (así como los locos, los pobres y las prostitutas) que no dejará de progresar hasta nuestros días, y que se llama escolarización".

Ariés, da cuenta de una paradoja en las sociedades en que a mayor interés por la infancia, mayor control sobre esta. Hasta llegar a la noción moderna y actual. Julio Cortés, expresa muy bien esta idea en su ensayo "Por una teoría crítica de la infancia".

"Lo específico de la noción moderna de infancia está expresado en un conjunto de dispositivos creados especialmente para socializar y disciplinar a los niños"


Basta con leer la prensa o acercarnos a la sección de humanidades de cualquier biblioteca, y veremos cuántos niños y niñas hemos construído, diferenciandoles, estandarizandoles y controlándoles: infancia discapacitada, infancia mapuche, hiperkinética, infancia vulnerable, infractora de ley, con trastornos de aprendizaje, preescolar; suma y sigue. Sin contar con las categorías informales de  porfiados, maldadosas, regalones (Cfr. Batallan y Varas), huacho (Cfr. Salazar) y muchos otros que surgen de nuestras conversaciones cotidianas.


La pregunta que todo educador debiese hacerse es si, al describir a estos niños y niñas, no estamos en realidad escribiéndolos. Es decir que, pretendiendo una mirada objetiva que informa sobre estos niños, estamos a su vez, determinándoles y normalizándolos en dichas categorías.

Es importante que revisemos nuestras escuelas, sin idealizaciones ni naturalizaciones, y veamos qué infancia construímos con nuestras prácticas cotidianas al interior de la institución escolar.






Encontra las mejores recetas con Yahoo! Cocina.
http://ar.mujer.yahoo.com/cocina/

No hay comentarios.: