Homilía Misa Solemne
Fiesta de
Fiesta y los bailes religiosos
Ya suenan los tambores y trompetas, se ve el colorido de los trajes y los suaves movimientos de las danzas, todo es evidente, lo anuncia,
Una fiesta que ha nacido en medio del pueblo, convocada, animada y sostenida por 230 años, una celebración más que bicentenaria, respetémosla y cuidémosla. No se le puede dar un sentido nuevo por decreto o vanidad de quienes no comprenden la tradición que a lo largo de tantos años se ha constituido en parte de nuestra identidad y que ha traspasado las fronteras de Atacama.
Nuestra Señora de
Piedad popular
Esta fiesta, parte de nuestra piedad popular, es un lugar de encuentro con Cristo para todos aquellos que lo buscan, aquellos que en diversas circunstancias de la vida, buscan un signo del amor de Dios, expresado en el peregrinar, el bailar, tocar, realizar mandas, encomendar misas, encender una vela para acompañar sus súplicas o acciones de gracias, todo esto es como una sonrisa creyente dirigida que manifiesta nuestra esperanza. Así expresamos popularmente nuestra fe encarnada en nuestra cultura. Más aún, "es una forma legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de
El documento de Aparecida nos dice que "sigue siendo una poderosa confesión de Dios vivo que actúa en la historia y es canal de transmisión de la fe" (DA 264). Ciertamente esto lo vemos aquí en la capilla, nuestro Santuario. Son tantos los que traen a sus niños, le hablan de María y de Jesús. Cuántos aquí aprenden a orar y a confiar en el Padre Dios. Cuántos aquí recuperan sus fuerzas, renuevan la esperanza o toman grandes decisiones para su vida y sus familias, son tantas las familias que generación tras generación expresan todo esto con la danza y el baile.
En este Santuario y junto a María, Nuestra Señora de
Invitación este año: ser discípulos misioneros de Jesús
Este año, en el lema expresamos lo que como conjunto de peregrinos, como Iglesia, queremos. Con María, discípulos misioneros de Jesús. Chile, una mesa para todos.
Para ser realmente discípulos misioneros, hemos de encontrarnos con el maestro, con Jesús. Escuchar su palabra, su Evangelio, y dejarnos seducir, convertir por Él, par que en nosotros nazca el hombre nuevo, el discípulo. Sólo así podremos ser sus auténticos misioneros, es el llamado a toda
Un buen modelo lo encontramos hoy en el Evangelio. Dos ancianos que simbolizan a todo el pueblo creyente y pobre: Simón y Ana.
Hombre lleno de Espíritu Santo, lleno de esperanza en las promesas de Dios, un hombre piadoso, que reconoce en el niño presentado en el templo al esperado de los tiempos, los acoge y ofrece su vida, ya alcanzada su plenitud. El encuentro con Jesús para él lo es todo.
Ana, una anciana viuda, pobre de Israel, que al reconocer a Jesús, se llena de gozo y no deja de hablar del niño. Esta mujer es ahora misionera de esperanza, la liberación ha llegado y esta buena noticia no la puede callar, la anuncia con una fuerza joven, la fuerza y la vida del Espíritu.
Queridos hermanos y hermanas, así también nosotros estamos llamados a no sólo a mirar de lejos a Jesús, sino que al reconocerlo lo acojamos en nuestra vida, seamos discípulos pero también, como Ana, sus misioneros. En este camino de discípulo misionero nos acompaña María, Nuestra Señora de
Chile, una mesa para todos
Celebramos esta fiesta de
Nos pesa aún una desigualdad indignante, con situaciones de pobreza y hasta de miseria.
En este día, reconocemos que una dimensión clave para el pueblo de Chile es la fe de los cristianos, que nos lleva a buscar y a adorar a Dios poniéndolo en el primer lugar de nuestras vidas, y a aportar a la comunidad nacional la riqueza del amor al prójimo, en especial, a los nuevos rostros de pobres y afligidos, que reconoce el Documento de Aparecida.
Como Iglesia Católica en Chile, nuestra propuesta para esta celebración se ha encarnado en un lema que, a la vez, es un proyecto: "Chile, una mesa para todos".
Sabemos que la mesa expresa en nuestra cultura el lugar más preciado del encuentro familiar, fraternal, de amistad, en ella buscamos resolver los conflictos por el diálogo sincero o expresar los deseos por una vida mejor en todo sentido.
La mesa está en el centro de nuestra fe, pues es el lugar donde el Señor Jesús nos dejó su herencia más preciosa:
Queremos invitar y ayudar a que en Chile se multipliquen las mesas para encontrarnos, para dialogar, para conversar como hermanos, para compartir el pan y la palabra, los proyectos y los bienes. Se trata de una mesa de oportunidades para todos: los estudiantes y educadores, los empresarios y trabajadores, los hombres y las mujeres, los jóvenes, ancianos y las familias disfruten de la convivencia cotidiana en amor solidario, paz constructiva y diálogo que haga crecer en humanidad (cf. Mensaje de los Obispos nov. 2009: cf Te Deum El Salvador 2009).
¡Todos estamos llamados a participar y aportar!
Pero necesitamos para ello cultivar la justicia y la solidaridad, viviendo la vida de cada día con amor y con verdad.
Hermanos y hermanas, María nuestra madre, Nuestra Señora de
Oremos un momento en silencio por nuestra patria, y por cada uno de nosotros para que todos seamos constructores de una nueva y justa sociedad bicentenaria en Chile.
P. Alejandro Castillo
Vicario General y Pastoral
Diócesis de Copiapó
Copiapó, domingo 7 de febrero 2010
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